Los hoteles aplican rebajas sobre rebajas para fin de año

Pasar la Nochevieja en un hotel cuesta hasta el 40% menos que hace dos años

Las uvas de este año son las uvas de la recesión. El año pasado había crisis, sí. Pero este año es, además, oficial y a los consumidores les ha dado tiempo a hacerse a la idea. Los hoteles tenían claro desde el principio que sería un año difícil, y por eso han mantenido sus cinturones bien apretados. Muchos han optado por mantener los precios de 2008, a los que ya habían aplicado la tijera con severidad, con rebajas del 20%. Otros, incluso, han hecho nuevos recortes, de entre el 10% y el 20%.

El hotel Palace de Barcelona (que aún está en medio de su particular batalla judicial para recu...

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Las uvas de este año son las uvas de la recesión. El año pasado había crisis, sí. Pero este año es, además, oficial y a los consumidores les ha dado tiempo a hacerse a la idea. Los hoteles tenían claro desde el principio que sería un año difícil, y por eso han mantenido sus cinturones bien apretados. Muchos han optado por mantener los precios de 2008, a los que ya habían aplicado la tijera con severidad, con rebajas del 20%. Otros, incluso, han hecho nuevos recortes, de entre el 10% y el 20%.

El hotel Palace de Barcelona (que aún está en medio de su particular batalla judicial para recuperar el nombre de Ritz) cerró para hacer una reforma integral en 2007. Dos años después acaba de abrir sus puertas. Todavía no están terminadas todas las habitaciones ni algunos salones (por eso no habrá fiesta de fin de año), pero ya tiene tres plantas disponibles forradas de pan de oro reluciente. Cuando cerró, alojarse en una habitación estándar costaba entre 350 y 390 euros. Esta Nochevieja, a pesar de estar reformado, costará 260 euros. Los tiempos han cambiado.

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"Los precios se han ido ajustando mucho todo el año, y ya lo hicieron el pasado", afirma Bruno Hallé, socio director de la consultora Magma. Según sus cálculos, en fin de año las cosas irán como el año pasado: el 85% de ocupación y rebajas para llenar las plazas que sobran. Los que peor lo pasarán, asegura, son los hoteles "que no ofrecen algo muy especial". El lujo tiene su público. El semilujo, cada vez menos.Pasar la Nochevieja en uno de los hoteles más exclusivos de Barcelona, a pesar de las rebajas, no sale precisamente barato. En el hotel Arts el paquete de habitación con dos cenas y almuerzos cuesta 905 euros. Exactamente lo mismo que el fin de año pasado. En Le Méridien se han apretado un poco el cinturón, y si en 2008 pasar allí el fin de año valía a partir de 395 euros, este año hay ofertas desde los 325. El Rey Juan Carlos I también ha "ajustado" sus tarifas, reduciéndolas el 20% y el Claris, que comenzó lanzando el pack nocheviejero por 310 y ahora, en Internet, lo ofrece por 254 euros. "Es normal. En los hoteles los precios se van cambiando según la demanda", razonan en el establecimiento. El Omm, asegura, ha congelado las tarifas del año pasado, que confiesan, adelgazaron en 2008. "Lo tenemos casi todo lleno. Sobre todo de extranjeros", presumen.

"La cuestión es que a la crisis hay que sumar que Barcelona tiene una oferta enorme", explica Francesc Carnerero, presidente de la Asociación Catalana de Agencias de Viajes. Lo cierto es que la ciudad tiene cerca de 57.000 plazas hoteleras, el 20% más que en 2006. Y el 15% de las plazas, en hoteles de lujo. Aun así, algunos confían mucho en sus posibilidades. El hotel Mandarin Oriental, en el paseo de Gràcia, se estrena en el terreno de las fiestas navideñas. Su "oferta" de nochevieja parte de los 1.025 euros.

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El turismo de nieve ha despegado al fin. Gracias a las últimas nevadas han aumentado las reservas, según Carnerero. La ocupación llegará en año nuevo a cerca del 90%. "No está mal, estando todo como está", se consuela. Los precios del turismo rural también se han congelado.

El gremio de hoteleros de Barcelona es optimista. Su presidente, Jordi Clos, aseguró hace unos días que "pese al año complicado", Barcelona sigue "teniendo un fuerte poder de convocatoria" y que espera una alta ocupación. El coordinador de los hoteleros catalanes y presidente de la Asociación de Expertos en Turismo, Domènec Biosca, es algo menos efusivo. El mal tiempo, dice, ha hecho que muchos se queden en casa. Y los consumidores miran cada euro que gastan. "Comparan y ven las tarifas. Luego llaman al hotel para regatear", cuenta. Con una oferta tan grande y un cliente tan racional, zanja, los hoteles y los restaurantes tendrán que espabilar.

Comer de lujo en casa

Ya se sabe. Si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahona. O lo que es lo mismo. Si comer gambas en el restaurante sale caro, siempre se pueden llevar a casa, y así ahorrarse el sobrecoste del vino, los postres y el servicio. Esto, según la consultora especializada en turismo Magma, lo piensan cada vez más consumidores. Los negocios que ofrecen comida para llevar toman fuerza. Y los restaurantes toman nota. En el Botafumeiro, marisquería emblemática de Barcelona, se puede cenar en una mesa, en la barra o en casa. Preparan el menú para llevar. "En Navidad aquí vino mucha gente a llevarse bandejas a casa", asegura un cliente. Se pueden pedir por teléfono o en el local. "La gente no quiere renunciar al lujo, pero muchos no pueden realizar excesos. Estos nuevos canales alternativos toman fuerza", asegura Magma.

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