Hallado un testimonio de los sarracenos de Mallorca

Los últimos mallorquines sarracenos libres, en el siglo XIII, huyeron de las tropas del rey Jaume I con las llaves de sus casas porque pensaban retornar a sus posesiones. Perdieron y cayeron cautivos del monarca, sus caballeros y órdenes militares. Como ellos, miles de campesinos quedaron como botín de la conquista catalana de Mallorca. Un testimonio mínimo de su existencia -y derrota- ha salido a la luz con el hallazgo de tres llaves, casi intactas, en Artà, uno de sus insólitos refugios de montaña no vulnerados.

En marzo de 1230, unos 20 campesinos de las tribus bereberes de las alque...

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Los últimos mallorquines sarracenos libres, en el siglo XIII, huyeron de las tropas del rey Jaume I con las llaves de sus casas porque pensaban retornar a sus posesiones. Perdieron y cayeron cautivos del monarca, sus caballeros y órdenes militares. Como ellos, miles de campesinos quedaron como botín de la conquista catalana de Mallorca. Un testimonio mínimo de su existencia -y derrota- ha salido a la luz con el hallazgo de tres llaves, casi intactas, en Artà, uno de sus insólitos refugios de montaña no vulnerados.

En marzo de 1230, unos 20 campesinos de las tribus bereberes de las alquerías de Iraten (Artana, lo que es Artà), intentaron escabullirse de las razias y acosos de las fuerzas del monarca catalán. Los nativos, musulmanes, se refugiaron para resistir, ocultos, en una cueva abierta sobre un acantilado a 50 metros en la sierra de Ferrutx. Fueron desalojados y nadie más frecuentó aquel lugar que devino un yacimiento arqueológico virgen. El rey dejó escrita la noticia de la captura en la cueva de esos últimos "sarraïns" en su crónica El llibre dels fets.

Los investigadores han hallado, casi a la intemperie, tres llaves de hierro forjado correspondientes a otros tantos domicilios de agricultores de raíz bereber norteafricana, así como restos de 30 piezas cerámicas y rastros de carbones de fuegos, simientes y desperdicios de comidas.

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