Blanco rechaza las críticas del PSC a la gestión de la crisis

El ministro dice que Zapatero coge "el toro por los cuernos"

Las fiestas de partido no son el escenario más habitual para saldar deudas entre correligionarios. Tampoco para que los dirigentes se desautoricen entre ellos. Pero el número dos del PSOE, José Blanco, no dejó pasar la oportunidad ayer de hacer otra encendida defensa de la política económica del Gobierno en la fiesta de la rosa de los socialistas catalanes, de cuyas filas han surgido en las últimas semanas varios torpedos contra la línea de flotación del Ejecutivo por su forma de afrontar la crisis.

Ante buena parte de la plana mayor del PSC, Blanco defendió la subida de impuesto...

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Las fiestas de partido no son el escenario más habitual para saldar deudas entre correligionarios. Tampoco para que los dirigentes se desautoricen entre ellos. Pero el número dos del PSOE, José Blanco, no dejó pasar la oportunidad ayer de hacer otra encendida defensa de la política económica del Gobierno en la fiesta de la rosa de los socialistas catalanes, de cuyas filas han surgido en las últimas semanas varios torpedos contra la línea de flotación del Ejecutivo por su forma de afrontar la crisis.

Ante buena parte de la plana mayor del PSC, Blanco defendió la subida de impuestos que propugna el Gobierno y que el consejero catalán de Economía, Antoni Castells, ha criticado. "Hay que subir impuestos para garantizar las pensiones de las viudas que cobran menos, las becas y que la alta velocidad siga a toda velocidad en Cataluña y en toda España", dijo Blanco entre aplausos más bien tímidos de los más de 20.000 militantes socialistas concentrados en Gavà (Barcelona).

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Las palabras de Blanco contrastan con lo dicho por uno de los grandes ausentes de la fiesta de ayer, el consejero catalán de Economía, Antoni Castells, quien hace unas semanas dijo que el debate sobre la subida de impuestos está "mal planteado y a destiempo". Castells también señaló que el Gobierno no cogía "el toro" de la crisis "por los cuernos" y llamó al Gobierno a hacer "deberes concretos".

La respuesta de Blanco, ayer, fue clara y directa: "Hemos cogido el toro por los cuernos desde el primer momento". Y por si quedaba alguna duda de que las palabras de Castells y del resto de críticos no amedrentan al Gobierno, Blanco dejó claro que en el Ejecutivo no hay mala política de comunicación ni improvisación, sino "responsabilidad" y "compromiso con un proyecto político".

La intervención del presidente de la Generalitat y líder del PSC, José Montilla, no dejó lugar a dudas de que los socialistas catalanes apoyan mayoritariamente la política económica de Zapatero. Las diferencias las buscó exclusivamente con Convergència i Unió y con el Partido Popular. "El Gobierno catalán y el Gobierno español estamos intentando aportar soluciones a la crisis, mientras CiU y PP se niegan a sentarse a hablar sobre las cosas que podríamos hacer juntos para combatirla", reprochó.

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Castells no fue el único crítico ausente del acto con el que los socialistas catalanes arrancan tradicionalmente el curso político. Tampoco estuvo presente el consejero de Educación, Ernest Maragall, quien ha apoyado el discurso crítico de Castells y ha propuesto un Gobierno de coalición entre el PSOE y el PSC en Madrid.

Zanjada la polémica por la gestión de la crisis, Montilla se esforzó ayer en plantear un inicio de curso en el que CiU quede retratada como una formación "radical" que para nada puede volver a gobernar en Cataluña. El apoyo de los convergentes a las consultas soberanistas convocadas en varios municipios catalanes, entre ellos Arenys de Munt, le sirvió de apoyo para su tesis. Lamentó que la federación nacionalista, en lugar de realizar propuestas "serias" contra la crisis se dedique a apoyar consultas soberanistas. "Mientras yo sea presidente de Cataluña este será un país serio, que respetará las leyes y que no hará propuestas inviables". Lo que necesita ahora Cataluña, dijo, es "estabilidad y cordura".

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