Túnido tibio en ensalada
El consumo excesivo de ensalada constipa el ánimo, contrae las gónadas y a decir de los expertos provoca astenia espiritual. La típica de lechuga, vamos. Otra cuestión es que ya llamemos ensalada a cualquier cosa. Ensalada de callos y morrillos de ternera, con guarnición de muslitos de pato, por ejemplo. Eso ya es diferente. Pero lo que es la ensalada en sí, la de lechugas y forrajes varios, es un coñazo que se inventó para entretenernos picando hierba mientras llega el arroz o el lechazo. Un matahambre pensado por algún antiguo cocinero astuto que no sabía qué hacer con las malas hierbas del jardín de su casa, les puso nombres molones (rúcula, brotes de primavera, canónigo y cosas así) y se dedicó a venderles a sus clientes las plantas que no querían comer ni las cabras. Y como suele suceder con las cosas absurdas (mírese si no el éxito de la corbata) la cosa cuajó. Cuajó y fue a más, dándose el curioso caso de que puede uno tranquilamente ir a un restaurante a comer y salir con más hambre de con la que entró. Y dicho esto, me digo a mí mismo que no deja de ser sorprendente lo que acabo de escribir, dado que a mí las ensaladas siempre me han gustado, como demuestra la receta preparada para hoy. Y entonces ¿tendrá algo que ver la dieta a la que insensatamente (y con la vanidosa intención de caber en un traje de baño del año pasado) me estoy sometiendo? No creo.
Ingredientes
- 1 bote de esos de los de cristal de patatas cocidas
- 1 calabacín
- 1 lata pequeña de cebolla frita
- 1 tarro de cristal de bonito del norte (valdría una lata)
- Aceite de oliva
- Mayonesa
- 2 dientes de ajo
- Sal
- Pimienta molida
- Perejil
Instrucciones
En una sartén con un poco de aceite caliente ponemos los dos dientes de ajo picados y el calabacín cortado en tiras.
Cuando cojan color, añadimos el contenido de la lata de cebolla (o media cebolla natural picada si nos apetece más), removemos bien y agregamos, digamos, ocho patatas de las de bote, lavadas y troceadas a nuestro gusto.
Sazonamos con un poco de sal y espolvoreamos con pimienta, que va a darle un toquecillo de sabor muy agradable.
Removemos, añadimos los tacos de bonito y lo dejamos en el fuego, mezclando bien, un poquito para que se acoplen bien los sabores.
Sólo queda retirar la sartén del fuego, agregar un par de cucharadas de mayonesa, mezclar y servir en un plato, espolvoreando con perejil.
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