Columna

No con mis impuestos

Estamos en el mes de la renta, un mes que a mí no me provoca disgusto, sino un cierto orgullo ya que contribuyo con mi esfuerzo a redistribuir la riqueza. Espero, entonces, de un Gobierno de izquierdas como el catalán que gaste con buen criterio lo recaudado. Y me pone furiosa ver que no es así cuando leo que la evaluación realizada al alumnado de sexto de primaria arroja una diferencia porcentual de más de 10 puntos entre los "suspendidos" de la escuela concertada y los de la pública.

Comprendo que nuestros políticos necesitasen el concierto con la privada porque los recursos no llegab...

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Estamos en el mes de la renta, un mes que a mí no me provoca disgusto, sino un cierto orgullo ya que contribuyo con mi esfuerzo a redistribuir la riqueza. Espero, entonces, de un Gobierno de izquierdas como el catalán que gaste con buen criterio lo recaudado. Y me pone furiosa ver que no es así cuando leo que la evaluación realizada al alumnado de sexto de primaria arroja una diferencia porcentual de más de 10 puntos entre los "suspendidos" de la escuela concertada y los de la pública.

Comprendo que nuestros políticos necesitasen el concierto con la privada porque los recursos no llegaban para crear más escuelas, pero no entiendo por qué estamos invirtiendo en centros de élite a los que acuden familias con un poder adquisitivo muy alto cuando el presupuesto de educación no alcanza para una escuela pública de calidad.

En la futura Ley de Educación de Cataluña sorprende que la coeducación no sea forzosa para convertirse en escuela concertada

Me temo que seguimos segregando al alumnado rico del pobre; así nos aseguramos de que el poder económico seguirá en el futuro en las mismas manos de siempre.

Ahora una nueva discriminación parece posible a partir de la futura Ley de Educación de Cataluña (LEC), que considera la escolarización mixta "sólo" un criterio preferente, pero no obligatorio, lo que permitirá mantener el concierto económico con centros que separan por sexo a su alumnado.

Me sorprende que la coeducación no sea un aspecto forzoso para optar a convertirse en escuela concertada y no puedo dejar de preguntarme si el Gobierno de izquierdas de Cataluña se ha dejado contaminar por las voces ultraconservadoras que, en función de criterios supuestamente científicos, abogan por una educación diferenciada para niñas y para niños.

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Según esas personas, existen diferencias cognitivas entre ambos sexos que justifican una educación separada. Sostienen, por ejemplo, que las niñas son más competentes en lectura, mientras que los niños lo son en razonamiento matemático. O que las niñas tienen una autoestima baja en las aulas mixtas y que los niños tienden más a los comportamientos violentos. Apoyan sus razonamientos en los estudios cerebrales realizados mediante resonancias magnéticas, los cuales demuestran que sí hay diferencias entre el cerebro masculino y el femenino.

Y, sin embargo, parece difícil determinar si estas diferencias son biológicas o ambientales cuando el análisis se realiza sobre individuos que han pasado ya por un aprendizaje social. Un aprendizaje que empieza justo al nacer, con unos patucos rosas o azules según sea el sexo del bebé.

Tal vez, pues, las diferencias cognitivas o conductuales que aducen los defensores de la educación diferenciada son, precisamente, consecuencia de una enseñanza todavía poco igualitaria.

Como dice Marina Subirats, socióloga, filósofa y especialista en coeducación: el modelo continúa siendo predominantemente masculino, es decir, los libros de texto siguen sin presentar ni figuras femeninas relevantes ni recoger lo que ha sido el saber de las mujeres a lo largo de los siglos, la dirección de los centros está más a menudo en manos de los hombres, en los patios sigue dominando la ocupación central de los niños con sus juegos de fútbol o baloncesto... ¿Se dan cuenta de la metáfora tan perfecta que resultan los patios de las escuelas? Ellos ocupan todo el terreno y juegan; ellas quedan relegadas a la periferia y sólo miran o hablan.

Desde luego, esta disfunción no se arregla separando a las criaturas por sexos, sino propiciando la relación respetuosa desde pequeños y ofreciéndoles modelos educativos que prevean también la perspectiva femenina.

Para mostrar su disconformidad con el hecho de que se subvencionen centros escolares que segregan a niños y a niñas, la Associació de Joves Estudiants de Catalunya (AJEC) ha realizado un vídeo. El trabajo, en el que participan representantes de la sociedad civil, como el cantautor Raimon y la actriz Pepa Arenós, se presentará a la prensa el 26 de junio en la Escola de Mitjans Audiovisuals y, luego, será colgado en YouTube

Yo los apoyo: no quiero que mis impuestos sirvan para esto.

Gemma Lienas es escritora.

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