Reportaje:SETH ROGEN

El nuevo bufón del reino

Seth Rogen ha perdido peso. Mucho. También ha perdido esos rizos tan suyos en un corte de pelo mucho más formal que la cabeza de fregona que solía llevar. Y la barba. También fuera. Tiene un aspecto mucho más atildado -camisa blanca remangada y vaqueros de moda-que su estilo de camisetas y vaqueros raídos que acostumbra a dar en pantalla. Hasta las gafas de pasta negra marcada le confieren una cierta seriedad. "Menos mal, porque las necesito. La silla de ruedas es opcional", dice alguien perfectamente diestro con ambas extremidades.

El aire formal que se estaba labrando se ha ido al tra...

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Seth Rogen ha perdido peso. Mucho. También ha perdido esos rizos tan suyos en un corte de pelo mucho más formal que la cabeza de fregona que solía llevar. Y la barba. También fuera. Tiene un aspecto mucho más atildado -camisa blanca remangada y vaqueros de moda-que su estilo de camisetas y vaqueros raídos que acostumbra a dar en pantalla. Hasta las gafas de pasta negra marcada le confieren una cierta seriedad. "Menos mal, porque las necesito. La silla de ruedas es opcional", dice alguien perfectamente diestro con ambas extremidades.

El aire formal que se estaba labrando se ha ido al traste. Evaporado en un instante en cuanto ha abierto la boca, de donde se le escapa una de esas risotadas tan suyas que acompañan su voz nasal pero profunda y, sobre todo, cachazuda. "No sé si me gusto más delgado", dice. "Me he convertido en uno de esos tipos con los que me metería si me viera en televisión. Uno de esos que sólo son capaces de hablar de su dieta. ¡Con lo idiota que queda!".

"Sólo quiero el dinero para com-prar más cómics"
"Me crié en un hogar donde las armas eran más peligrosas que los penes"
"Mi mayor traición ha sido depilarme la espalda para aparecer en pantalla"

Resumen: no ha cambiado un pelo. No hace falta rascar mucho para sacar al Oso Yogui que lleva dentro, con o sin kilos de más. El único cambio es que en dos años Rogen ha pasado de ser ese desconocido "canadiense, gordito, judío y con ninguna posibilidad de ser actor", como se solía presentar, a ser alguien descrito como el Alvy Singer de Annie Hall o el Benjamin Braddock de El graduado para una nueva generación. El héroe romántico para los tiempos revueltos que vivimos (Newsweek) o el ejemplo más brillante de la masculinidad moderna (The New York Times).

Su nombre ha desbancado a toda una generación de cómicos que ya han cruzado la barrera de los 40, los Jim Carrey, Adam Sandler, Will Ferrell o Ben Stiler de antes. Un nuevo humorista de 27 años que es parte de esa misma generación de abonados a MySpace que van a verle al cine. Y lo que es más sorprendente, se trata del nombre que también figura en las listas de galanes de cine en el mismo plano que un Richard Gere o un Hugh Grant, pero mucho más cercano a su público. De ahí que le quite el trabajo al mismísimo George Clooney. "Dirán lo que quieran, pero las chicas siempre se acaban yendo con los guapos. A ésos sí que les aguantan todo. Yo me tengo que conformar con las que me toleran y no me chillan", insiste, haciendo oídos sordos a su nuevo estatus de símbolo sexual del nuevo milenio. Qué más da que existan páginas en Internet que pregunten abiertamente quién quiere acostarse con Seth Rogen. O que en los últimos 24 meses su nombre forme parte de una docena de estrenos, ya sea como protagonista o secundario, guionista o productor, actor de voz en filmes animados o actor porno, digamos, de cuerpo y alma.

Su primer trabajo de importancia ante las cámaras fue en Virgen a los 40 (2005). Luego vendría el taquillazo de Lío embarazoso (2007), y fenómenos de comedia de culto como Supersalidos (2007) y, en menor medida, Superfumados (2008). Un Kevin Smith en horas bajas vio el portencial de Rogen y, tras los fiascos de Clerks II y La chica de Jersey, le reclutó para Zack and Miri make a porno, que llega a España en junio. Parecería que, como asegura Los Angeles Times, Rogen lleva "el camino más seguro para quemar una carrera". Pero no es su caso. "Con Seth Rogen no te puedes cansar", se decía en el diario californiano. "Hay que ser bueno para que todo lo que hace parezca tan sencillo. Se le puede enseñar muchas cosas a un actor, pero cómo dar la pausa correcta antes de una broma no es una de ellas".

Para Rogen, las cosas no han cambiado nada. Dado que no le van ni los "palillos de diamantes" ni los coches "forrados de piel de cocodrilo", el dinero no es su motivación. "Sólo me interesa para comprarme más cómics y action-figures", afirma una estrella que prefiere la Comic-Con de San Diego, la mayor convención de frikis del cómic del mundo, a cualquier alfombra roja, incluidos los Oscar.

Lo que le lleva a hacer películas es "demostrar a las mujeres que se pueden acostar conmigo", afirma con ese humor suyo de toda la vida, ese con el que entretenía a sus abuelos o intentaba, dice, "manosear las primeras tetas". Su meta en el cine: "Hacer los filmes que quiero ver si voy al cine. No necesito un mensaje político. Simplemente que me entretenga, que me divierta por mis 12 dólares de la entrada". Y en cuanto a la fama que viene con todo este proceso, "es parte normal de esta industria". "La gente se me acerca", dice, "pero gracias a Dios, tampoco te creas que soy George Clooney. No hay tal cosa como un cómico sexy".

No es que esté obsesionado con George Clooney. Aunque siempre acaba saliendo en su conversación o en sus monólogos de humorista, como ese que hizo en el festival Just for Laughs sobre lo mucho que le gustaría acostarse con el galán de Hollywood por excelencia. La heterosexualidad de ambos se da por descontada. De ahí la gracia. En la irreverente naturalidad con la que Rogen le da la vuelta a todo. "¿Por qué las mujeres no se sienten atraídas por nuestras pelotas de la misma forma que a los hombres nos atraen sus balones?", es otra de las disquisiciones filosóficas que más le asaltan a este canadiense. En sus comienzos de monologuista, cuando le pitaban por malo, por menor o por haberse metido en el lugar equivocado (trabajó en el Lotus Club de Vancouver, bar de lesbianas que Rogen se tomaba como un local que hacía precio especial para mujeres), su respuesta era: "Tengo 13 años. Dentro de 30 tendré 43 y vosotros estaréis muertos".

Ése es el humor de Rogen: directo, llano, pero por eso mismo no falto de ternura. "La gordura ayuda porque la gente se siente mal por ti y te deja decir lo que sea. Aunque más les dejan decir a los guapos", comenta.

Sigue siendo el mismo que desde los 13 años hizo de su humor su pasión y su profesión. Abandonó los estudios e incluso en unos años mantuvo a su familia con sus ingresos como actor y guionista. Y sin embargo, aunque en muchas de estas ocasiones su madre le acompañaba al set, su nombre nunca viene acompañado de la palabra niño prodigio. "Empecé a hacer monólogos al mismo tiempo que muchos de mis compañeros se dedicaban a buscar trabajos para el verano", recuerda. "Yo preferí sentarme a escribir con Evan y volcar en esas páginas nuestras propias experiencias".

Habla de Evan Goldberg, su compañero de guiones, al que conoció el día de su bar mitzvah (especie de confirmación en la fe judía) junto con ese tercer mosquetero que era Fogell, amigo, friki e inmortalizado hasta en el nombre de un personaje de Los supersalidos.

Los tres eran igual que los personajes de esa película que escribió de adolescente. Los que hablaban de acostarse con su primera chica mientras los demás ya estaban ligando. Pero no se trata de un humor cargado de venganza. "Para nada, siempre buscábamos la parte divertida". Divertida, amistosa y ahumada a las finas hierbas, porque este nacido en Vancouver no disimula los porros de su juventud ni reniega de sus amigotes, cosa que en la comedia del siglo XXI ya tiene hasta nombre: bromedy, mezcla de bro (tío) y comedy (comedia).

El vocabulario de Rogen incluye también otra palabra de nuevo cuño: Apatowesco. Dícese de lo relativo al director y productor Judd Apatow. "Un abrazo cálido en mitad de la noche", así define su relación con este nuevo rey de la comedia, ése que ha reescrito el humor en Hollywood y al que Rogen le debe todo. "Pues yo le debo a Seth el que ahora no sea un sin techo", piropo devuelto.

Apatow fue quien le descubrió como actor y guionista en una prueba que hizo en Vancouver buscando actores para su serie televisiva Freaks & geeks. Rogen, la primera vez que se presentaba a una prueba de rodaje, era demasiado joven para cualquier papel, pero Apatow le escribió uno para él. También quiso hacer de Rogen el protagonista de Undeclared, su segundo intento televisivo, pero como la cadena buscaba a alguien más famoso, le contrató como guionista y le dio un papel secundario. Eso sí, pese a estar consideradas como las mejores comedias de los últimos años, ambas fracasaron estrepitosamente. Rogen no se queja. "No soy ambicioso. Al contrario, soy más bien vago. Y estaba más que contento con ser guionista", afirma, con la espalda laboralmente cubierta bajo la tutela de Apatow, con quien lo peor que hizo fue arreglar diálogos para una película de Hillary Duff, y lo mejor, trabajar con Sacha Baron Cohen en la serie Ali G., cuna televisiva de Borat.

Lo que no se esperaba era ver su cara convertida en el póster de Lío embarazoso, comedia en la que el público se tiene que creer que una belleza como la de Katherine Heigl se deja seducir por este osito emporrado y carente de iniciativa más allá de pensar en el próximo polvo, como es Rogen en apariencia. "Es que me crié en un hogar donde se consideraba que las armas eran más peligrosas que los penes", azuza.

A juzgar por los cerca de 150 millones de dólares que recaudó en EE UU esta comedia rodada por 33 millones de dólares, el público se creyó la premisa. "Claro que me sorprendió, porque nunca me he sentido muy cómodo actuando y nunca vi mi madera de actor", afirma Rogen, al que esa risa de Yogui tan contagiosa que le ha hecho famoso parece salirle por nerviosismo y no por método.

Los colores se le suben aún más cuando oye su nombre junto al de sus héroes, Bill Murray, Harold Ramis, Kevin Smith ("Clerks fue la primera película que vi donde los personajes hablaban como yo, de La guerra de las galaxias, de sexo, ¡qué sé yo!"), Will Ferrell, Adam Sandler, Jim Carrey, Ben Stiller. "Sí, para mí el humor es la herramienta que tengo para ligar. Bueno, el alcohol también ayuda, aunque el humor me suele funcionar mejor", explica.

Tanto hablar de ligues y resulta que Rogen tiene novia desde hace tres años: Lauren Miller, cortometrajista, guionista, productora y, como dice el actor, tan fuera de su liga como Heigl. "Siempre me siento mal por ella después de enrollarnos. Me imagino que debe de llamar a sus amigas y echarse a llorar. Ahora que he adelgazado será menos doloroso. Al menos en lo físico".

No es ésa la razón de su cambio de apariencia. Tampoco es que se haya convertido al culto de Hollywood por el cuerpo. Ha perdido kilos para su próximo rodaje, en el que, siguiendo la moda actual de los superhéroes, Rogen se transformará en The Green Hornet. "No es un superhéroe porque no tiene superpoderes", aclara este loco de los tebeos, "y el régimen no lo es tanto por la apariencia del personaje, que no tiene que ser necesariamente guapo, como por estar en forma, porque lo que sí te tienes que creer es que este playboy está en una forma física lo suficientemente buena como para repartir mandobles".

Se rata de un papel que, como subraya con una mezcla de orgullo y vergüenza, le ha quitado a George Clooney. "Fue una llamada de mi agente, que nos dijo que había un proyecto de The green hornet y tanto Evan como yo pensamos que podíamos hacer algo gracioso con la idea. No fuimos los únicos guionistas que nos pusimos a ello, pero nuestra propuesta como escritores y actor les gustó", detalla sobre este personaje, del que existen encarnaciones en el mundo del cómic, la radio y la televisión.

Si todo sigue así, éste será el primer papel que escribe para él y que acaba interpretando. Lo intentó primero con Los supersalidos, pero como la película tardó 12 años en hacerse, para entonces a Rogen se le había pasado el arroz y su personaje quedó en manos de su álter ego en la pantalla Jonah Hill. Y en Los superfumados, Rogen se había escrito para él el papel del camello fumado Saúl Silver, pero a James Franco le gustó y el nuevo galán cómico de Hollywood, como es de buena pasta, se lo dejó e interpretó al emporrado de Dale Denton en este filme de acción y porros.

"La forma en la que nos ponemos a trabajar yo y Evan lleva su tiempo", explica. "Hacemos una lista de ideas que nos gustaría incluir y buscamos esa historia emocional que queremos contar. Luego vamos llenándola con los detalles que tendrá la película, labor a la que dedicamos el 90% del tiempo", explica. Ahí no concluye el proceso porque cualquier filme con Apatow -sea como productor o, sobre todo, como director- significa una continua improvisación sobre el material escrito. "Rodar con Judd nunca es reiterativo. Y eso es lo más pesado de un rodaje, repetir las tomas una y otra vez como si tuvieras síndrome de atención deficitaria", cuenta. Algo distinto a Kevin Smith, con quien trabaja en Zack and Miri make a porno. "Es el trabajo más relajado que he hecho nunca. Siento que me han pagado el doble por haber trabajado la mitad", dice de un rodaje donde sólo participa como actor. Ni guionista, ni productor, ni improvisador. Sólo aprenderse sus líneas y no golpearse con los muebles.

Seth Rogen es el hombre de moda, eso parece indudable. Tiene proyectos en cartera para los próximos dos años. Ha rodado una nueva comedia junto a Apatow, Funny people; luego vendrá The green hornet. Pone su voz en otra comedia, Monsters vs Aliens, y rodará otra, algo menos animada, titulada I'm with cancer.

Pero todo serán comedias. De acción, románticas, de animación, personales, pero cómicas. No puede evitar su risa nerviosa. "Me puedo pasar la vida interpretando al hombre más estúpido del mundo, que no me sentiría insultado", dice como motivación actoral. Más en serio, pero con la misma llaneza, se explica: "Siempre evito tomarme las cosas muy en serio. Por supuesto que me preocupa mantener ese lado emocional de mis historias limpio y claro, un vínculo con el que te puedas relacionar como espectador. Pero se me pasa por la cabeza aclarar lo que le ocurre al mundo. Cuál es el sentido de la vida. ¡Si yo tengo la misma ignorancia que el resto!".

Deja para el final una confesión. "Donde sí creo que he traicionado a los míos, en el sentido de que me he vuelto Hollywood, es en que me he depilado la espalda para salir en pantalla. Y los hombres peludos necesitan ser reivindicados en el cine", concluye con otra de sus risas. El Oso Yogui ha vuelto a salir a flote mientras se aleja de la entrevista este nuevo galán, que se mueve, se comporta y piensa como un hombre más de la calle. 

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