Sarkozy renuncia a extraditar a Italia a una ex terrorista

Marina Petrella consigue quedarse en Francia por "razones humanitarias"

Marina Petrella, ex dirigente del grupo terrorista Brigadas Rojas, no será extraditada a Italia. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha decidido, por "razones humanitarias", no aplicar el decreto aprobado en junio pasado. Según una nota difundida ayer por el Elíseo, es una medida "individual", motivada sólo por el delicado estado de salud de Petrella, que no atenúa "el esfuerzo de Francia en materia de lucha antiterrorista ni su cooperación con las democracias". Petrella, de 54 años, está ingresada en el sanatorio psiquiátrico de Santa Ana (París), en graves condiciones físicas y psíquicas...

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Marina Petrella, ex dirigente del grupo terrorista Brigadas Rojas, no será extraditada a Italia. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha decidido, por "razones humanitarias", no aplicar el decreto aprobado en junio pasado. Según una nota difundida ayer por el Elíseo, es una medida "individual", motivada sólo por el delicado estado de salud de Petrella, que no atenúa "el esfuerzo de Francia en materia de lucha antiterrorista ni su cooperación con las democracias". Petrella, de 54 años, está ingresada en el sanatorio psiquiátrico de Santa Ana (París), en graves condiciones físicas y psíquicas.

Carla Bruni anunció la decisión a la ex brigadista, que sufre depresión

Dirigente de la columna romana de las Brigadas Rojas, que protagonizó los años de plomo italianos, Petrella fue una de los 153 brigadistas condenados tras el proceso Moro-ter, que juzgó en 1992 las acciones terroristas cometidas en Roma entre 1977 y 1982, entre otras el secuestro y asesinato del dirigente de la Democracia Cristiana y ex primer ministro Aldo Moro.

Petrella fue condenada a cadena perpetua por complicidad en un homicidio y se refugió en 1993 en Francia, donde vivió como asistente social y fue arrestada en agosto de 2007. Su abogada, Irene Terrel, calificó ayer la decisión de París como "humana, necesaria y legítima", a la vista de que, como recuerda la nota del Elíseo, "sufre una depresión profunda".

Por esas razones, Sarkozy pidió al primer ministro, François Fillon, que aplique la cláusula humanitaria de la convención sobre extradiciones de 1957, atendiendo así a las peticiones de la familia y amigos de Petrella y del comité de apoyo a su liberación, bautizado como Parole Donée (Palabra Dada). Esta expresión hace referencia a la promesa del ex presidente François Mitterrand, en los años ochenta, de no extraditar a aquellos prófugos italianos que hubieran renunciado a la lucha armada y rehecho su vida.

"Es un gran alivio", declaró ayer la hija de Petrella, Elvira Novelli. "Su estado es tan grave que ésta era la única solución que puede permitirle recuperarse".

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Petrella fue liberada bajo control judicial en agosto para ser atendida por los médicos. Entonces, dijo que nada cambiaría si no se retiraba el decreto de extradición. "A Italia no volveré nunca", dijo entonces, "sólo podrán mandar mi cuerpo".

La presión para no extraditarla ha reunido en Francia a diversas personalidades de la política y la cultura. Carla Bruni, esposa de Sarkozy, declaró que debía "ser curada y no mantenida en una celda". Según el diario Libération, la primera dama, acompañada por su hermana, la actriz Valeria Bruni-Tedeschi, le anticipó la noticia a Petrella el miércoles durante una visita al hospital.

La decisión ha suscitado el rechazo de las víctimas del terrorismo en Italia, que han acusado a Francia de tener un doble rasero.Maurizio Gasparri, líder de los senadores del Pueblo de la Libertad, dijo que Petrella es culpable y debe cumplir la pena en Italia.

Protesta en París contra la extradición de Petrella, en junio. A la derecha, su marido, Ahmed Merakchi.EFE

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