Análisis:Primer plano

El bombero ocioso

Uno de los objetivos principales del FMI es "infundir confianza a los países miembros poniendo a su disposición temporalmente los recursos generales...". Sin embargo, sus miembros se enfrentan cada vez más a la volatilidad de los capitales, y el uso de los recursos del fondo ha disminuido abruptamente. Irónicamente esto sucede en un momento en el que el fondo querría ofrecer préstamos: está anegado en liquidez y casi la totalidad de sus ingresos proviene del reembolso de sus préstamos.

Si el FMI tuviera que ajustarse a las normas de una organización privada, crearía un nuevo instrumento...

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Uno de los objetivos principales del FMI es "infundir confianza a los países miembros poniendo a su disposición temporalmente los recursos generales...". Sin embargo, sus miembros se enfrentan cada vez más a la volatilidad de los capitales, y el uso de los recursos del fondo ha disminuido abruptamente. Irónicamente esto sucede en un momento en el que el fondo querría ofrecer préstamos: está anegado en liquidez y casi la totalidad de sus ingresos proviene del reembolso de sus préstamos.

Si el FMI tuviera que ajustarse a las normas de una organización privada, crearía un nuevo instrumento que se ajustaría a la demanda potencial de liquidez a corto plazo de sus miembros. Desafortunadamente no hay deseos de hacerlo. Hasta hace un año, el FMI se congratulaba de que se le acababan los clientes. El bombero ocioso parecía deseable. Sin embargo, las cosas han cambiado. Hay un incendio que apagar pero nadie llama a los bomberos. Solamente Georgia, lo que no debe sorprender, está pidiendo ayuda.

Hasta hace un año, el FMI se congratulaba de que se le acababan los clientes
El apoyo del fondo está limitado a una proporción de las contribuciones de los países miembros

Los prestatarios potenciales han estado acumulando enormes reservas y han hecho fondos regionales para protegerse de las sacudidas y los capitales especulativos, pero no a instancia del fondo. Al contrario, la acumulación de reservas más allá de un cierto nivel supone un alto costo de oportunidad e indica la necesidad de permitir una apreciación de la moneda. Las implicaciones son que los prestatarios potenciales no absorben todas las importaciones que podrían y no recurren, como deberían, a los fondos multilaterales de reservas que se supone que el FMI debe usar para "infundir confianza" a sus miembros.

Entonces, ¿cuál es el problema con el bombero? El modelo tradicional por el cual se obtiene apoyo financiero sujeto a condiciones no es prometedor para las economías emergentes que, a pesar de tener buenas bases macroeconómicas, todavía necesitan asistencia para lidiar con las sacudidas externas. "Infundir confianza" a este tipo de clientes requiere tener la capacidad para ofrecer apoyo financiero expedito, automático, significativo y concentrado al inicio del periodo; de otra manera la acumulación de reservas y su respectiva colocación vía acuerdos regionales seguirá pareciendo una opción más confiable. Sin embargo, el FMI no está en condiciones de ofrecer tal apoyo.

El apoyo financiero del fondo está limitado a una proporción de las contribuciones de los países miembros, que no reflejan los préstamos potenciales que podrían necesitar. Desafortunadamente, una reforma aprobada recientemente sólo ha beneficiado a unos cuantos, y muy poco, a pesar de que se anunció como un avance estratégico. De acuerdo con la "nueva fórmula de cuotas", parece que los miembros que emiten las divisas en que se denominan las reservas internacionales seguirán siendo aquellos que "necesiten más los préstamos" del FMI. Esto es ridículo.

Esto nos lleva a la necesidad de aumentar los límites de acceso "normales". En 2003-2004, que podría decirse que fue el último periodo en el que fondo tuvo que ofrecer una asistencia significativa a sus miembros, alrededor del 80% del volumen del apoyo financiero se otorgó en términos "excepcionales", definidos como más del 300% de las cuotas. Huelga decir que el acceso "excepcional" tiene costos políticos y financieros excepcionales. No es sorprendente, por tanto, que los miembros confíen más en su capacidad para acumular reservas que en la habilidad del fondo para ofrecer apoyo financiero oportuno, asequible y fiable.

El fondo no cuenta con un instrumento que ofrezca liquidez en el corto plazo a los mercados emergentes que se enfrentan a la volatilidad de los capitales. En las crisis de hoy hemos visto las reacciones oportunas y creativas de algunos bancos centrales de las economías avanzadas. Fueron más allá de sus mandatos para ofrecer asistencia financiera veloz a los bancos de inversión; sobre todo, les ofrecían a los bancos privados instrumentos líquidos a cambio de activos de largo plazo menos líquidos. ¿Por qué no podría el fondo hacer lo mismo con los bancos centrales de los países en desarrollo y de las economías emergentes?

Si el FMI quiere ofrecer liquidez financiera a corto plazo a los países miembros que lo necesiten, se tiene que determinar antes que nada la cuestión crucial de si esa asistencia financiera se prestará solamente a aquellos que cuenten con buenas bases macroeconómicas. Es probable que con requisitos demasiado estrictos, los países miembros que puedan necesitar este tipo de apoyo no lo soliciten; pero los requisitos muy flexibles pueden estigmatizar a los usuarios potenciales.

El fondo puede resolver este dilema mediante la aplicación de un enfoque como el de los seguros. En principio, todos los miembros podrían solicitarlo, pero los tipos de las primas se diferenciarían y se establecerían según criterios cuantitativos. La escala de las primas tendría que ser transparente, pero el costo real de acceso de cada miembro sería estrictamente confidencial (como sucede con cualquier contrato de seguro).

Es cierto que habría que apartarse del sistema tradicional del fondo de préstamos con condiciones. También habría que hacer algunos ajustes a la carta orgánica del fondo, pero ¿y eso qué? Las reformas que se aprobaron recientemente de por sí requieren enmiendas al convenio constitutivo del FMI. Algunos dicen que dotar a los miembros de un seguro de liquidez oportuno y concentrado al inicio del periodo promovería políticas irresponsables o solicitudes imprudentes de préstamos. Hay que reconocer que podría ayudar a los miembros a hacer frente a la volatilidad y, por consiguiente, a estar más abiertos a las entradas de capital de corto plazo, pero ello no tiene por qué desembocar en malas políticas. Dados los rescates de Northern Rock y

Bear Stearns, abusar del argumento del "peligro moral" suena hipócrita.

Si el bombero del FMI permanece ocioso no es por falta de incendios, sino porque los vecinos, en lugar de recurrir al departamento de bomberos, se protegen por sí mismos. Esto socava la importancia del FMI y es la razón de los pagos acelerados que han dejado al fondo casi sin ingresos. El FMI debe cambiar esto. El "acceso normal" debería elevarse a niveles que sean concomitantes con la necesidad potencial de préstamo de los países miembros y debería crearse una nueva línea de liquidez para proporcionar apoyo financiero concentrado al inicio del periodo. Esto haría que los mercados emergentes y los países en desarrollo consideraran la acumulación de reservas como costosa y extravagante y de esa forma liberaran recursos para ayudar al mundo a superar la crisis actual. -

Héctor R. Torres es director ejecutivo alterno del FMI. © Project Syndicate, 2008

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