Hallados restos de 13 cadáveres de la Guerra Civil en la fosa de Gurb

Sólo han sido identificados los cuerpos de cuatro soldados

La primera fase de los trabajos en la fosa de la Guerra Civil de Gurb, consistente en la localización y recuperación de los restos humanos, se dio por terminada ayer. Se han recuperado 13 cadáveres que se hacinaban en un agujero de cuatro por tres metros que se abrió a principios de 1939 aprovechando el relieve del terreno, seguramente el margen de un riachuelo. Los cuerpos corresponden a 13 varones, algunos de ellos jóvenes. La mayoría presentan heridas de bala en la caja torácica, y cinco, traumatismos craneoencefálicos, probablemente a causa de disparos. La coordinadora de los trabajos, la ...

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La primera fase de los trabajos en la fosa de la Guerra Civil de Gurb, consistente en la localización y recuperación de los restos humanos, se dio por terminada ayer. Se han recuperado 13 cadáveres que se hacinaban en un agujero de cuatro por tres metros que se abrió a principios de 1939 aprovechando el relieve del terreno, seguramente el margen de un riachuelo. Los cuerpos corresponden a 13 varones, algunos de ellos jóvenes. La mayoría presentan heridas de bala en la caja torácica, y cinco, traumatismos craneoencefálicos, probablemente a causa de disparos. La coordinadora de los trabajos, la antropóloga de la Universidad Autónoma de Barcelona Assumpta Malgosa, afirmó ayer que es pronto para saber si los soldados murieron en combate o fusilados. Algunos cuerpos estaba boca abajo.

La recuperación más intrigante ha sido la de un frasco con un mensaje

El siguiente paso es ahora identificar los cadáveres, de los cuales sólo se conoce con seguridad la identidad de Gabriel Ivern, Antonio Olivella, José Roig y Juan Soler, naturales de Gavà, cuya muerte en la línea defensiva de Gur confirmaron dos supervivientes. Un estudio antropológico determinará rasgos identificativos propios, como la edad o la altura, para así descartar los restos que no se ajusten a las características físicas de estos cuatro soldados. El mal estado de los cráneos hace pensar que no podrán hacerse estudios de comparación de sus rostros con las fotografías facilitadas por los familiares. Los análisis de ADN pueden ser determinantes. Los trabajos de identificación, que podrían terminar a finales de año, se llevarán a cabo en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), pero en todo el proceso de exhumación participan unas 30 personas de diversos centros.

En la fosa se han encontrado los restos de objetos pertenecientes a los soldados muertos, como suelas de zapato, lápices y sus minas, un par de cucharas y la hoja de un cuchillo. Hay también una gran cantidad de munición, disparada y por disparar, hebillas y numerosos botones, que se espera que puedan servir para identificar el destacamento al que pertenecían los soldados muertos.

La recuperación más intrigante ha sido la de una botellita con un mensaje dentro. El frasco, de vidrio oscuro, que podría haber sido de algún tipo de medicamento, según Malgosa, se encontraba detrás de la lápida. Los investigadores han podido descifrar algunas palabras y frases del mensaje, que se cree que habla del día del entierro.

Los cadáveres fueron recogidos por el propietario de la masía de Can Cadet, cercana al campo de batalla, quien, con la ayuda de un familiar y un capellán, cargó los cuerpos en un carro y los enterró en un paraje próximo. Una letra precisa y el mero hecho de saber escribir hacen suponer al equipo investigador que el mensaje fue escrito por el sacerdote.

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La recuperación e identificación de los restos de la fosa de Gurb forman parte de una prueba piloto de la Generalitat que permitirá establecer un protocolo para futuras exhumaciones en el marco de la ley de fosas que el Parlament tramita. La historiadora Queralt Soler, técnica de la Unidad de Fosas Comunes y Desaparecidos de la Guerra Civil del Departamento de Relaciones Institucionales,expuso las conclusiones de esta fase. La primera, la necesidad del trabajo interdisciplinario sobre el terreno. En la exhumación han trabajado arqueólogos, antropólogos y forenses, y esto, según Soler, "ha permitido enriquecer el proceso y avanzar en el análisis de los restos humanos". La segunda es la necesidad de tener la máxima información de la fosa, así como un estudio exhaustivo, antes de plantearse una exhumación. Soler descartó que este planteamiento dificulte futuras actuaciones y afirmó: "Ya éramos conscientes de que hacía falta mucha documentación, estudios históricos, testimonios de familiares y fotografías para llevar a cabo este trabajo".

En territorio catalán se cree que hay 179 fosas. Por ahora, a la espera de que se apruebe la ley de fosas, no ha habido ninguna petición oficial de exhumación, según Queralt Soler, aunque varias personas se han informado sobre el proceso.

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