Análisis:EL ACENTO

Habilidades de un gallego

Las noticias que hasta ahora llegaban desde Washington insistían en lo difícil que resulta para algunos políticos caminar y mascar chicle al mismo tiempo. Pero Rodrigo Rato trajo esta semana otra primicia, y la ofreció generosamente como guía para las medidas que se adopten contra la desaceleración económica: sorber y soplar al mismo tiempo es imposible. La revelación del antiguo responsable del Fondo Monetario Internacional tuvo lugar en un coloquio organizado por el grupo energético Repsol YPF, en el que Rato coincidió con Felipe González. Frente a los modelos teóricos importados que siempre...

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Las noticias que hasta ahora llegaban desde Washington insistían en lo difícil que resulta para algunos políticos caminar y mascar chicle al mismo tiempo. Pero Rodrigo Rato trajo esta semana otra primicia, y la ofreció generosamente como guía para las medidas que se adopten contra la desaceleración económica: sorber y soplar al mismo tiempo es imposible. La revelación del antiguo responsable del Fondo Monetario Internacional tuvo lugar en un coloquio organizado por el grupo energético Repsol YPF, en el que Rato coincidió con Felipe González. Frente a los modelos teóricos importados que siempre corren el riesgo de minusvalorar detalles cruciales de cada país, González quiso, como buen pragmático, oponer la experiencia española y tuvo a bien señalar un dato autóctono que Rato no había ponderado: se diga lo que se diga en Washington, Mariano Rajoy ha demostrado que se puede sorber y soplar al mismo tiempo.

Es urgente comprobar quién tiene razón, pero no porque no sea fácil entender qué quiso decir González. Tampoco porque los datos económicos aprieten, con aumentos del paro y la inflación. Por extraño que resulte, la urgencia deriva de que Rajoy es y ejerce de gallego. Antes del cruce dialéctico entre González y Rato en torno al nuevo principio económico importado de Washington, a los gallegos se les permitía que, sorprendidos en una escalera, dejaran en la nebulosa si subían o bajaban. Ahora bien, subir y bajar es una cosa, pero sorber y soplar es demasiado, incluso para un gallego.

Rajoy, por su parte, anda algo ocupado en estos días y ha declinado responder por alusiones. Si se presta atención a sus gestos, es verdad que no se sabría decir si sube o si baja, si sorbe o si sopla. Pero parecería que las circunstancias por las que atraviesa su partido le están empujando al imposible de hacerlo todo al mismo tiempo, no ya subir y bajar, sino subir y bajar sorbiendo y soplando. Sus adversarios en el PP se lo reprochan, olvidándose de que enfrente tienen a un gallego. Sus partidarios, por el contrario, ven en estas portentosas habilidades simultáneas una prueba fehaciente de que, para Rajoy, está chupado caminar y comer chicle. Pero González dice que son fideos.

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