Análisis:Despensa y ciencia | gastronomía

Un falso Idiazabal

Varias queserías industriales han presentado en Donostia un nuevo queso bautizado con el nombre de un puerto de montaña cercano a la localidad vasca de Idiazabal. Meses atrás se demostró la implicación de este grupo de empresas en la falsificación de miles de quesos etiquetados y puestos a la venta como auténticas piezas amparadas bajo la Denominación de Origen (DO).

El nuevo queso encierra bajo su corteza todas las irregularidades cometidas hasta el momento, en un estudiado lavado de cara.

Quienes cometieron el fraude y apadrinan el nuevo queso tratan de restar importancia a la ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Varias queserías industriales han presentado en Donostia un nuevo queso bautizado con el nombre de un puerto de montaña cercano a la localidad vasca de Idiazabal. Meses atrás se demostró la implicación de este grupo de empresas en la falsificación de miles de quesos etiquetados y puestos a la venta como auténticas piezas amparadas bajo la Denominación de Origen (DO).

El nuevo queso encierra bajo su corteza todas las irregularidades cometidas hasta el momento, en un estudiado lavado de cara.

Quienes cometieron el fraude y apadrinan el nuevo queso tratan de restar importancia a la utilización de millones de litros de leche que quedan fuera de la DO. Mientras exista un solo pastor que elabore tradicionalmente, debería penarse el empleo de maniobras que pretendan colarnos lo industrial por artesano.

No se puede reprobar que una empresa ponga en marcha iniciativas emprendedoras con vocación de calidad, pero sí que utilice estrategias confusas y simuladas bajo exclusivo interés comercial. Tanto la imagen del queso, como el color de sus etiquetas, el mensaje lanzado y su "perfume", todo, reproducen el espíritu de la DO. Las imágenes promocionales muestran pastores y ovejas latxas que campan por parajes que desde el neolítico les sirven de alimento. Por ningún lado aparecen las ovejas assaff israelíes encerradas en establos de las que se obtiene la mayor parte de la leche de este nuevo queso.

En resumen, todo aparece auténtico, barnizado de una pátina de calidad y compromiso, pero encima más barato. Competencia desleal en toda regla. Como consumidores no podemos olvidar que al adquirir un buen producto en el mercado, estamos comprando cultura ancestral, formas de hacer que pertenecen a nuestro acervo y a la relación de éste con el medio. Sería triste que por un puñado de euros condenemos el patrimonio cultural de nuestro pueblo.

Sobre la firma

Archivado En