Éxito de Dios ke Te Crew

Cuando las cinco voces de Dios Ke Te Crew terminaron la segunda canción y gritaron al unísono "¡legalización de la marihuana!", la ovación fue de traca. Quedó claro que ya se habían metido al respetable en el bolsillo, que el triunfo iba a ser incontestable. Y salvo algún miembro de la Policía Nacional Revolucionaria, más bien perplejo ante el despliegue hip hop de los de Ordes y su ausencia de pelos en la lengua, casi 2.000 personas se entregaron, expectantes y vacilonas, al ritual rebelde en la Plaza de San Francisco del castillo del Morro.

Los problemas de ecualización, habituales en...

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Cuando las cinco voces de Dios Ke Te Crew terminaron la segunda canción y gritaron al unísono "¡legalización de la marihuana!", la ovación fue de traca. Quedó claro que ya se habían metido al respetable en el bolsillo, que el triunfo iba a ser incontestable. Y salvo algún miembro de la Policía Nacional Revolucionaria, más bien perplejo ante el despliegue hip hop de los de Ordes y su ausencia de pelos en la lengua, casi 2.000 personas se entregaron, expectantes y vacilonas, al ritual rebelde en la Plaza de San Francisco del castillo del Morro.

Los problemas de ecualización, habituales en Cuba según comentaba el técnico de sonido, la afonía de García, uno de los maestros de ceremonias de Dios Ke Te Crew, o lo naif de ciertas rimas, pasaban a un segundo plano ante el entusiasmo que despertó entre la cubanía el republicanismo de En que traballa o rei? o la contundencia antiespectáculo de Apaga a tele, dos de las bazas del grupo en su periplo habanero, cantadas casi con traducción simultánea al español.

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