LA CALLE | Restaurantes

Inopia

El Inopia se abre a la ciudad o la ciudad se encierra en el Inopia. Pocos locales como éste tienen la potestad de engullir a los transeúntes de la calle y convertirlos en parte de un fresco compuesto de tapas y buenos vinos. Esa proximidad del Inopia al ciudadano forma parte de la idea embrionaria de un local nacido de las mentes en conjunción de Albert Adrià y Joan Martínez. El resultado se podría resumir en ese lacón de paletilla ibérica que sirven con pimentón y que tiene el tacto y el sabor del mismísimo lardo de Colonnata.

Esta delicadeza extraída de un cerdo extremeño es una tapa ...

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El Inopia se abre a la ciudad o la ciudad se encierra en el Inopia. Pocos locales como éste tienen la potestad de engullir a los transeúntes de la calle y convertirlos en parte de un fresco compuesto de tapas y buenos vinos. Esa proximidad del Inopia al ciudadano forma parte de la idea embrionaria de un local nacido de las mentes en conjunción de Albert Adrià y Joan Martínez. El resultado se podría resumir en ese lacón de paletilla ibérica que sirven con pimentón y que tiene el tacto y el sabor del mismísimo lardo de Colonnata.

Esta delicadeza extraída de un cerdo extremeño es una tapa más de la extensa oferta de un bar de tapas que hace del producto un icono y de su elaboración un arte rescatado con el portentoso hocico de un arqueólogo y ofrecido al comensal con el ansia de un rastreador del polvo de supernovas.

Las paredes están llenas de pequeños universos de pizarra donde están escritas las ofertas del día, las de la carta y alguna nueva adquisición fruto del buen hacer del Txema Martínez, cocinero de 24 años con más vidas que un gato callejero. Atún en mojo picón, bombas de la Barceloneta elaboradas con lomo de cerdo de dos colores, bravas que llaman a la puerta del olimpo ocupado por el Tomás, anchoas de San Filipo del mejor Cantábrico, brochetas de cordero con comino, cilantro, cúrcuma, pimentón y toques de ají, hoy también tenían esqueixada de bacalao, y es que ese bacalao, que se deshace en la boca con sólo posarse sobre la lengua, se merece un réquiem como el que le han ofrecido los hombres y las mujeres del Inopia.

En la pared cuelga una camiseta del Barça firmada por Ronaldinho. Seguramente, recuperar al mejor gaucho pasa por secuestrarle del gimnasio y traerle más a menudo al bar de la calle de Tamarit. Goles son amores, cantaba Manolo Escobar. En el Inopia, tapas son amores.

- Lo más: su gamba frita es un primor, que permite ser masticada sin arrancarle la piel.

- Lo menos: si existe algún pero es el horario de un local que merecería estar abierto las 25 horas del día.

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- Dirección: Inopia. Calle de Tamarit, 104 . Teléfono: 93 424 52 31

danielvazquezsalles@hotmail.com

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