Va cayendo gente al baile

Un síntoma. Esta antología de la poesía española se abre con un nicaragüense: Rubén Darío. Que todo lo moderno empezase con él forma ya parte de la historia indiscutible. En eso esta selección no se diferencia de las que la precedieron. Ni siquiera se distingue en el arco cronológico, que se cierra con Miguel Hernández y el final de la Guerra Civil. La gran novedad reside en la nómina de los 67 autores representados ahora. Están, por supuesto, todos los previsibles -de los Machado al equipo titular del 27 pasando por Juan Ramón Jiménez y Unamuno-, pero también una larga serie de poetas, alguno...

Un síntoma. Esta antología de la poesía española se abre con un nicaragüense: Rubén Darío. Que todo lo moderno empezase con él forma ya parte de la historia indiscutible. En eso esta selección no se diferencia de las que la precedieron. Ni siquiera se distingue en el arco cronológico, que se cierra con Miguel Hernández y el final de la Guerra Civil. La gran novedad reside en la nómina de los 67 autores representados ahora. Están, por supuesto, todos los previsibles -de los Machado al equipo titular del 27 pasando por Juan Ramón Jiménez y Unamuno-, pero también una larga serie de poetas, algunos nada desdeñables, pero tradicionalmente relegados al papel de reservas: José del Río Sanz, Díez-Canedo, Sánchez-Mazas, Pedro Garfias, Lasso de la Vega, Larrea, Francisco Vighi, Concha Méndez o Luis A. Piñer. ¡Hasta Gabriel y Galán! Una nota biobibliográfica y un puñado de poemas ponen a cada uno en su sitio. La única pega es que los menos conocidos son también los peor representados. A veces, con un único poema. Con todo, sirve para demostrar que hay música más allá de los reyes del mambo.