"En Hollywood siempre estoy bajo sospecha"
Asomado a la ventanilla del coche, un joven hispano con gafas de sol estilo aviador mira hacia el infinito. El cartel, en blanco y negro, anunciaba el inminente estreno de Mala noche, el primer largometraje del cineasta norteamericano Gus van Sant (Estados Unidos, 1952). Había empezado la cuenta atrás. Quedaba menos de un mes, poquísimo; después de todo, el filme llegaba a España con 22 años de retraso.