Reportaje:

Los salarios pierden frente al capital

Los sueldos participan cada vez menos en la renta nacional. El descenso español supera la media UE-15

La parte de la tarta de la riqueza que le toca al trabajo en las economías desarrolladas se va reduciendo desde hace dos décadas, según un reciente estudio del FMI. El fenómeno es general, pero en España se produce a un ritmo más rápido que en las principales economías europeas y en Estados Unidos, según datos de la UE y de la OCDE. A pesar de los millones de empleos creados en los últimos años, el trabajo en España -asalariado y autónomo- ha reducido su cuota en la renta nacional desde el 62% de 1992 al 54,4% de 2005. En la UE-15, el declive ha sido más leve, desde el 61,6% al 57,6%. Sólo en ...

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La parte de la tarta de la riqueza que le toca al trabajo en las economías desarrolladas se va reduciendo desde hace dos décadas, según un reciente estudio del FMI. El fenómeno es general, pero en España se produce a un ritmo más rápido que en las principales economías europeas y en Estados Unidos, según datos de la UE y de la OCDE. A pesar de los millones de empleos creados en los últimos años, el trabajo en España -asalariado y autónomo- ha reducido su cuota en la renta nacional desde el 62% de 1992 al 54,4% de 2005. En la UE-15, el declive ha sido más leve, desde el 61,6% al 57,6%. Sólo en Italia el descenso fue más marcado que en España.

El fenómeno se debe a que la parte de la tarta del trabajo crece, pero a un ritmo inferior a la del capital. En España, la tendencia se agudiza por la gran cantidad de empleos precarios y con bajo sueldo creados en los últimos años. Esos puestos han hecho que el sueldo medio real haya retrocedido en España un 4% entre 1995 y 2005, situándose en unos 20.000 euros brutos anuales. Es el único caso de retroceso en el seno de la OCDE.

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Alcanzada la histórica cifra de 20 millones de ocupados, los analistas indican que el reto para España es mantener bajo el paro, reduciendo la precariedad y aumentando la productividad. "Globalización y progreso tecnológico producen bienestar y parte de esa riqueza va al trabajo", observa Florence Jaumotte, economista del FMI. "Pero el capital se está beneficiando con mayor intensidad. Es importante estar atentos a este fenómeno, que puede generar frustración entre los trabajadores y debilitar el respaldo a la globalización. Un proceso que, de pararse, dañaría a todo el mundo", dice Jaumotte que, con otros cuatro expertos, analizan para este periódico cuatro puntos clave de ese desafío.

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