Reportaje:

A 'pilates', con el último modelo

Las inversiones en investigación y desarrollo de la industria deportiva alcanzan su máximo histórico y se traducen en la creación de tejidos tecnológicos más innovadores, diseños más precisos…, y, últimamente, en una alianza con la moda. No es para menos, porque el sector es una fiesta: en 2005 facturó más de 175.000 millones de euros. Ese año, el mercado americano supuso el 42% de las ventas; Europa, el 30%, y Asia el 19%.

Por un lado, las marcas deportivas han incorporado la moda a sus prendas. Son numerosas y fructíferas sus colaboraciones con grandes diseñadores. Adidas y Yohi Yamam...

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Las inversiones en investigación y desarrollo de la industria deportiva alcanzan su máximo histórico y se traducen en la creación de tejidos tecnológicos más innovadores, diseños más precisos…, y, últimamente, en una alianza con la moda. No es para menos, porque el sector es una fiesta: en 2005 facturó más de 175.000 millones de euros. Ese año, el mercado americano supuso el 42% de las ventas; Europa, el 30%, y Asia el 19%.

Por un lado, las marcas deportivas han incorporado la moda a sus prendas. Son numerosas y fructíferas sus colaboraciones con grandes diseñadores. Adidas y Yohi Yamamoto fueron pioneros hace cinco años. Su décima colección se presentó recientemente en Nueva York, y ambas partes están tan satisfechas que han renovado hasta 2010. Stella McCartney va por su quinta temporada para esa empresa. También en su quinta temporada se encuentra la colaboración del diseñador japonés Yasuhiro Mihara con Puma, y en la cuarta, la del británico Alexander McQueen con la misma firma. Diane von Furstenberg diseña una línea de tenis para las hermanas Williams. Otras asociaciones más recientes son las de Kim Jones y Umbro, Marc Jacobs para Vans, Comme des Garçons y Speedo, Issey Miyake y Onitsuka Tiger, Balenciaga y Moncler o los españoles Carlos Díez y David Delfín con Converse y Agatha Ruiz de la Prada con Mito.

Pero también personajes conocidos de diversa índole colaboran con estas firmas. La gran novedad de esta temporada es la de la actriz Scarlett Johansson y Reebook, con prendas y calzado detallistas, dulces y femeninos. Johnny Knoxville, líder del programa televisivo Jackass, se estrena también esta temporada con All Stars. Y las colecciones del mítico boxeador Mohamed Alí y de la hip-hopera Missy Elliott, ambas con Adidas, son un éxito, con dos y tres años de existencia, respectivamente. Los diseñadores industriales, gráficos y artistas también se apuntan a esta estrategia: Philippe Starck hace doblete con Puma y Umbro; Marc Newson, con Nike; el diseñador Galinsky, con Vans, y la graffitera francesa Fati, con Adidas.

La carrera tecnológica. Además de este boom de fichajes y colaboraciones se está produciendo una feroz carrera de patentes. La batalla antes se libraba en el calzado, pero hoy se traslada a las prendas, entre los grandes monstruos del sector: Nike, Adidas y Reebook, que en 2005 compró Adidas por 2.800 millones de euros. "Cuando las grandes marcas invierten en investigación tecnológica y logran un tejido que mejora sus productos, siempre lo patentan", explica Leticia Álvarez Cervera, directora de Woman on Sport, la primera tienda dedicada exclusivamente a mujeres deportistas. Esta estrategia evita la copia de la innovación una vez que es divulgada.

Nike dio el primer paso en esta carrera el año 1987, y hoy existe una multitud de fibras patentadas por las diferentes firmas. En general, todos estos tejidos permiten una mejor transpirabilidad e impermeabilización, mejoran la resistencia al agua y al viento, y reducen la fricción y la vibración. Todo ello independientemente de la distinta denominación con que los bautiza cada empresa. Son tejidos inteligentes, en su mayoría ideados a partir de la nanotecnología, con acabados químicos, y requieren una inversión muy alta. Los gastos que asume una empresa para proteger una patente superan los 60.000 euros durante los primeros cinco años en cada país donde opera, una cantidad a la que se suman las tasas de mantenimiento anual y los honorarios de las agencias, entre otros emolumentos.

"Hasta hace muy poco, las marcas deportivas se centraban sobre todo en la tecnología, pero ahora la tendencia es la sofisticación. La mezcla de ambos conceptos es un éxito. También supone un incremento de precios, pero la mujer valora las mejoras y comprende esa subida", afirma Álvarez Cervera. Prueba de ello es la evolución que ha sufrido la colección Nike Women en las últimas temporadas, donde las novedades de tejidos y amortiguación son cada vez mayores. Además, la misma firma ha lanzado una línea de ropa interior, Performance Underwear, creando el primer sostén diseñado específicamente para hacer deporte, con control horizontal, diagonal y vertical del movimiento: el pecho se mueve en forma de ocho durante el ejercicio. Esta sofisticación también se traduce en la ligereza de las zapatillas. El modelo Daya, de carreras, de Stella McCartney (Adidas) pesa sólo 150 gramos; la Conccinity (Puma), 280 gramos.

Además, las prendas han alcanzado una gran precisión ergonómica que ayuda a direccionar mejor los movimientos y produce un desgaste menor. Una sudadera de la firma italiana Casall puede llegar a tener hasta 16 piezas. Como aclara Álvarez Cervera, "cuanto más estructurada está una prenda, menos pierde su forma y diseño original con el ejercicio". Otros diseños, como el Convertible Top, de Nike, pueden ponerse de al menos ocho formas diferentes.

Las firmas deportivas tampoco son ajenas a las tendencias externas al sector. Nike ha diseñado, bajo el nombre Nike +, una serie de prendas y unas zapatillas pensadas para correr mientras se escucha música desde el iPod nano. Las zapatillas incorporan un bolsillo para un sensor automático que capta información sobre la distancia, tiempo, ritmo y calorías quemadas. Los datos llegan directamente al iPod, que puede programarse para que varíe de música en función de la carrera.

La pregunta pertinente, vista la avalancha de novedades estéticas y técnicas, es si el consumidor las acepta. Álvarez Cervera, que vive de primera mano el contacto con el público femenino, aclara que sí: "La mujer es un público cualificado y exigente, y no tenía acceso a ropa deportiva técnica y con diseño. En la tienda, cada 25 días entran colecciones, y ellas lo valoran. Les gusta cambiar. Si van dos o tres veces por semana al gimnasio, no pueden vestir siempre lo mismo y demandan una oferta mayor. Las prendas de pilates son las más solicitadas. Suponen la gran novedad y su demanda sigue en aumento. Respecto a los deportes al aire libre, las de running son las más requeridas; su consumo se mantiene todo el año, frente a otros de demanda estacional". Una afirmación que confirma el aumento de las ventas en un 17,1% de Puma el año pasado. También de Adidas, que, excluyendo Reebook, creció un 14%. Y eso que la consolidación con esta última y el descenso en sus ventas han afectado negativamente a las previsiones. Nike mantiene el liderazgo del sector, con un crecimiento continuado del 14%, y, pese a su agresiva política de expansión, facturó 15.000 millones de dólares en 2006.

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