Moncloa intercede ante Francia para cerrar la crisis entre Sacyr y Eiifage

La constructora francesa se opone a que la española entre en su consejo

"La primera irregularidad es retirar el voto al 18% del capital; la segunda, cerrar los ojos ante la concertación del bando francés, y, como eso no bastaba, la tercera es que el sector público francés vote de manera patriótica negando representación al accionista mayoritario, de un país amigo y socio en la UE".

El conflicto que enfrenta al grupo español Sacyr con el francés Eiffage ha alcanzado dimensiones de Estado y ha llevado a actuar al Gobierno español. La Oficina Económica del Presidente envió recientemente una carta al embajador francés en España para que la hiciese llegar...

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"La primera irregularidad es retirar el voto al 18% del capital; la segunda, cerrar los ojos ante la concertación del bando francés, y, como eso no bastaba, la tercera es que el sector público francés vote de manera patriótica negando representación al accionista mayoritario, de un país amigo y socio en la UE".

El conflicto que enfrenta al grupo español Sacyr con el francés Eiffage ha alcanzado dimensiones de Estado y ha llevado a actuar al Gobierno español. La Oficina Económica del Presidente envió recientemente una carta al embajador francés en España para que la hiciese llegar a las autoridades de su país en la que se queja del trato dispensado a la compañía española y se intente una solución pactada. Previamente, el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, tuvo oportunidad de comunicarle su parecer a Jacques Chirac en la cumbre de jefes de Gobierno en Alemania.

Sacyr posee ya el 32,3% del capital de Eiffage, que ha acumulado desde marzo de 2006. El grupo que preside Luis del Rivero compró entonces el 5% de la constructora francesa tras perder la privatización de las autopistas francesas, donde Eiffage está presente.

En la junta de accionistas celebrada el 18 de abril, Sacyr intentó nombrar cinco consejeros -la tercera parte del total-, pero fracasó después de que el presidente de Eiffage, Jean-François Roverato, retirase el voto a 89 accionistas españoles, que representaban el 18% del capital, con el pretexto de que estaban concertados. Roverato logró el apoyo de un grupo de accionistas franceses entre los que figuran la sociedad pública Caisse de Dêpots (CDC), con el 8,8%, Groupama (3,2%), AXA (1,5%), los empleados (22,4%) y los directivos (5,04%), que se han hecho con paquetes en el último año.

Como respuesta a ese rechazo, al día siguiente Sacyr lanzó una oferta pública de adquisición (OPA) sobre el 100% de Eiffage a razón de cinco acciones propias por cada 12 del grupo francés y condicionada al 60% del capital. Sacyr y Eiffage formarían el cuarto grupo constructor de Europa.

El caso quedó en manos de la Autoridad de Mercados Financieros (AMF), la CNMV francesa,que tiene que decidir si hubo concertación. Si ve indicios, podría obligar a Sacyr a lanzar la OPA en efectivo. Sin embargo, un mes después del inicio de la polémica, la AMF sigue deshojando la margarita. Sacyr, que ha recurrido al tribunal económico-administrativo, niega que exista concertación e, incluso, que conozca a la inmensa mayoría de los 89 accionistas, entre los que figuran Luis Portillo (2,1%) y Rayet (4,2%).

La carta, tras subrayar que se debe alcanzar un pacto, ataca directamente a Eiffage: "Donde sí existe una concertación clara es en el bando francés, donde el presidente de la compañía reúne el voto de los asalariados y cuadros, la CDC y alguna aseguradora francesa". Y añade: "El voto de la CDC, que es un organismo público, fue decisivo". En efecto, a favor de Sacyr, a pesar de los votos prohibidos, hubo 27,8 millones de acciones, y en contra, 40,3 millones, incluidos los 7,9 millones de CDC. "Si ésta hubiera votado a favor (y aquí cabe enfatizar que no se trataba de tomar el control, ni nada parecido, sino simplemente de algo tan normal como tener una representación en el consejo, acorde con sus acciones), la propuesta habría salido adelante, aun con los votos prohibidos".

El Gobierno español propone un entendimiento, ante un conflicto que "no resulta bueno para Eiffage y que el objetivo debe ser su estabilidad". "Como en los dos bandos hay sospechas de concertación y, además, la CDC no ha jugado un papel muy edificante, que podría salir a la luz, la solución sería pactar, restituir los derechos de voto, y definir los órganos de gobierno de la sociedad, que seguiría siendo francesa; tendría un presidente francés (afín al nuevo poder tras las elecciones), y teniendo un importante accionariado francés, y cotizando en París", concluye.

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