Recital bajo fianza
A las diez en punto asoma en la pradera la bata roja. Isabel Pantoja se presenta ante una multitud (entre 50.000 y 100.000 personas, según la organización) en su segundo recital tras ser detenida. Lo primero que sale de su boca es el inicio de la copla Francisco Alegre: "En los carteles han puesto un nombre que no lo quiero...".
La letra resuena irónica. El día del concierto la tonadillera se acaba de enterar por la prensa de que Roca guardaba una carpeta con sus iniciales, y de que la policía investiga las cuentas de su hijo.
En el concierto del morbo, antes de que salga ...
A las diez en punto asoma en la pradera la bata roja. Isabel Pantoja se presenta ante una multitud (entre 50.000 y 100.000 personas, según la organización) en su segundo recital tras ser detenida. Lo primero que sale de su boca es el inicio de la copla Francisco Alegre: "En los carteles han puesto un nombre que no lo quiero...".
La letra resuena irónica. El día del concierto la tonadillera se acaba de enterar por la prensa de que Roca guardaba una carpeta con sus iniciales, y de que la policía investiga las cuentas de su hijo.
En el concierto del morbo, antes de que salga la cantante, todos los gritos se dirigen a la tarima de prensa: "¡Fuera el Tomate! ¡Sois más malos que Caín!". Luis García Temprano, corresponsal del programa Aquí hay Tomate, lleva todo el día en el parque de San Isidro, y aguanta los insultos con una sonrisa: "Esto se ha convertido en un partido Pantoja contra el Tomate, nos culpan de que la metan en la cárcel".
La Pantoja se dirige escueta al público: "Muchas gracias, muchas gracias", y un "con todo mi corazón estoy en Madrid siempre". Un gran contraste con el furor del público. Lidia, de 20 años, y sus amigas gritan: "¡La Panto nos da igual, estamos a ver si nos sacan en el Tomate!". Isabel, de 60 años, y su amiga, vienen a apoyar a la tonadillera: "Los medios la machacan, como si no hubiese criminales en este país. ¿Por qué no vais a por De Juana Chaos?". Los hay también con el corazón partido, como Petri y Aurora, jubiladas: "Nos encanta cantando, pero no lo que ha hecho, y encima este concierto lo pagamos los ciudadanos ¡y a dos euros el botellín de agua!". Entre el público también algún desmayo y Coto Matamoros.