La utopía de la ópera

Patrice Chéreau no quería participar en una conferencia de prensa convencional, pero no se negó a un encuentro con periodistas y responsables de teatros en una de las salas de la Musikverein, auspiciado por la editora Universal. Sin cámaras de televisión, Boulez y Chéreau compitieron con el glamour del Festival de Salzburgo, que se presentaba a la misma hora en la Staatsoper.

A Chéreau le preguntaron por qué hacía tan poca ópera, arrebatado por el mundo del cine, y confesó que la "ópera es una utopía", un "desafío para un creador" y que "hay que encontrar equipos con los que sentirse mu...

Patrice Chéreau no quería participar en una conferencia de prensa convencional, pero no se negó a un encuentro con periodistas y responsables de teatros en una de las salas de la Musikverein, auspiciado por la editora Universal. Sin cámaras de televisión, Boulez y Chéreau compitieron con el glamour del Festival de Salzburgo, que se presentaba a la misma hora en la Staatsoper.

A Chéreau le preguntaron por qué hacía tan poca ópera, arrebatado por el mundo del cine, y confesó que la "ópera es una utopía", un "desafío para un creador" y que "hay que encontrar equipos con los que sentirse muy identificado". Dijo que "con el texto a solas estaría perdido para hacer teatro, pues en la ópera la música es fundamental dramáticamente" y reflexionó ampliamente sobre la libre utilización de Janácek de los textos de Dostoievski, recomendando de paso su lectura (en español hay una edición recomendable de las Memorias de la casa muerta en Alba Editorial). En cuanto a Boulez, manifestó que él no es un "director de ópera" y que solamente se ha metido en los títulos que le han interesado mucho musicalmente. Hizo precisiones sobre la partitura y, tras decir que "Janácek era mucho más optimista de lo que aparenta en su música", matizó las influencias de las músicas autóctonas en Berg y Janácek. "En Berg son más abstractas y en Janácek más populares".