Reportaje:

Cuando Betsabé dejó de llamar

La chica que apareció muerta dentro de una maleta en Cádiz era una estudiante de ingeniería que conoció a su marido por Internet

A Betsabé Allaín le encantaba bailar. "Era una sonrisa andante", recuerda su madre. La joven venezolana de 22 años tenía un buen expediente académico, pero aparcó su carrera por amor. Hace un año se trasladó a España para casarse con su novio, el gaditano Juan Miguel Vilar, de 26 años.

Todos los días mandaba un mensaje a su madre, que vive con el resto de la familia en Maracaibo (Venezuela) y cada semana la llamaba. Hace seis meses, el teléfono dejó de sonar. Ni un mensaje, ni un saludo más. Betsabé desapareció sin dejar rastro hasta el jueves, cuando un vecino de Puerto Real (Cádiz) la...

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A Betsabé Allaín le encantaba bailar. "Era una sonrisa andante", recuerda su madre. La joven venezolana de 22 años tenía un buen expediente académico, pero aparcó su carrera por amor. Hace un año se trasladó a España para casarse con su novio, el gaditano Juan Miguel Vilar, de 26 años.

Todos los días mandaba un mensaje a su madre, que vive con el resto de la familia en Maracaibo (Venezuela) y cada semana la llamaba. Hace seis meses, el teléfono dejó de sonar. Ni un mensaje, ni un saludo más. Betsabé desapareció sin dejar rastro hasta el jueves, cuando un vecino de Puerto Real (Cádiz) la encontró muerta en el interior de una maleta. Su marido, detenido como principal sospechoso, se suicidó el domingo en la comisaría del Puerto de Santa María. Era el último capítulo de una historia que empezó tres años antes por Internet.

Betsabé y Juan Miguel chatearon durante ocho meses antes de verse en persona. Ella viajó a España de vacaciones y comenzaron un noviazgo en la distancia. El novio visitó dos veces a la familia en Venezuela. "Era un muchacho extraordinario, muy atento con mi hija, la colmaba de regalos y atenciones, nunca le vi tratarla mal", recuerda desde Maracaibo su madre, Elisabeth Robles.

La pareja se comprometió en verano de 2005. Y, aunque la familia de Betsabé insistió mucho para que ella terminara la carrera de Ingeniería Industrial antes de irse a España, no lo hizo. "Llevaba cuatro años estudiando con un expediente brillante y un gran futuro profesional, pero estaba tan enamorada...", explica su madre al teléfono.

La pareja se casó en Cádiz en mayo de 2006. Fue una ceremonia civil y algo precipitada por problemas con su permiso de residencia. A la familia de ella no le dio tiempo a viajar a España. Sólo acudió su madrina, que vive en Madrid. Un mes después, la madre de Betsabé fue a visitar a los recién casados. Comenzó a ver cosas que no le gustaban. "Él era muy posesivo, quería estar todo el día con ella, la manipulaba porque mi hija era un poco débil".

Betsabé tenía dos hermanos. Juan Carlos, de 18 años y Desiré, de 14. La pequeña, que sufre un retraso mental, era su ojito derecho. "Se la quería llevar porque decía que en España había mejores instituciones y más seguridad... Y mira lo que le ha pasado", añade Elisabeth Robles.

El marido trabajaba como informático en una empresa de residuos. La economía familiar andaba regular. "Debían 9.000 euros, pero Juanmi llegó un día con una televisión de plasma, mi hija se lo recriminó y acabaron peleados", según la madre.

La vitalidad de la chica comenzó a apagarse. Empezaron los problemas con la alimentación, que nunca había tenido en Venezuela. Betsabé inició un tratamiento contra la bulimia en una asociación de Cádiz.

Sólo le quedaba una gran esperanza, volver a la universidad. Antes las dificultades para que le homologaran la carrera, optó por pasar la Selectividad. Sacó un 8,43. "Me llamó muy contenta", explica Elisabeth. "Ya no sólo seré la mujer de Juanmi, volveré a ser Betsabé", le dijo a su madre. "Para ella estudiar era fundamental". Pero su sueño no se hizo realidad.

El 7 de octubre de 2006, madre e hija hablaron por última vez. El marido denunció su desaparición dos días más tarde, y luego cambió la denuncia por otra de abandono del hogar. Juan Miguel Vilar contó a la policía que ella se había largado con otro hombre, con el que vivía en Sevilla. La policía llamó a la madre de la chica para contarle esa versión.

"Yo me podía creer cualquier cosa menos que dejara de llamarnos", asegura Elisabeth. A Betsabé la crió una de sus abuelas, que padece del corazón. "Ella nunca haría nada que pudiera dañar a su abuelita".

Si la investigación confirma que Juan Miguel Vilar mató a su mujer, Betsabé se convertiría en la víctima número 20 de violencia machista en España en lo que va de año. La mitad son extranjeras. Llevaba "entre cuatro y seis meses" muerta en el interior de la maleta de un metro de largo, donde fue hallada en posición fetal. Falleció por los golpes recibidos, según la autopsia.

Elisabeth, que llora a ratos por el teléfono, relata que ha hablado varias veces con el yerno en estos meses. En una de las conversaciones, le confesó que la chica se fue tras una discusión. Betsabé se había apuntado a unas clases de baile, pero él no quería acompañarla ni que fuera sola. Nunca más supieron de ella.

Betsabé Allaín y su marido, Juan Miguel Vilar.

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