Un proyecto científico accesible para todos

El nuevo telescopio ultravioleta que empiezan ahora a desarrollar España y Rusia tiene sus raíces en un observatorio también espacial, el Explorador Internacional Ultravioleta (IUE), directamente relacionado con España, puesto que durante sus 18 años de funcionamiento en órbita tuvo uno de sus dos centros de control en Villafranca del Castillo (Madrid), en la estación de la Agencia Europea del Espacio (ESA).

El otro centro estaba en Estados Unidos, ya que el IUE era un programa conjunto de la NASA, la ESA y Reino Unido. Fue lanzado en 1978 para funcionar de tres a cinco años, y duró has...

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El nuevo telescopio ultravioleta que empiezan ahora a desarrollar España y Rusia tiene sus raíces en un observatorio también espacial, el Explorador Internacional Ultravioleta (IUE), directamente relacionado con España, puesto que durante sus 18 años de funcionamiento en órbita tuvo uno de sus dos centros de control en Villafranca del Castillo (Madrid), en la estación de la Agencia Europea del Espacio (ESA).

El otro centro estaba en Estados Unidos, ya que el IUE era un programa conjunto de la NASA, la ESA y Reino Unido. Fue lanzado en 1978 para funcionar de tres a cinco años, y duró hasta 1996, y proporcionó una ingente cantidad de datos que los astrónomos siguen usando a partir de los archivos.

En la estación de Villafranca -ahora Centro Europeo de Astronomía Espacial- se ocupó del IUE el astrónomo de la ESA Wilhem Wamsteker, como director científico. Al concluir la misión, a este experto holandés le pareció preocupante que se perdiera esa poderosa herramienta de estudio del cielo y que no hubise planes para construir un satélite que contiruara desarrollando esta vertiente astronómica. Wamsteker trabajó en en la idea de construir un telescopio de este rango, por su utilidad científica. Pero a la vez hizo hincapié en el hecho de que el proyecto podía suponer una gran oportunidad para que los países que no lideran los programas espaciales en el mundo tuvieran protagonismo en una misión con repercusiones directas en la industria avanzada, en la ciencia y en la educación. Nació así la idea del Observatorio Espacial Mundial, por el que Wamsteker luchó durante años, hasta su falleciemiento en 2005, en colaboración con otros astrónomos internacionales, incluida la española Ana Inés Gómez de Castro (Universidad Complutense de Madrid).

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