Un estudio de WWF/Adena alerta de la situación agónica en la que se encuentran los ríos del mundo

La lista de los ríos que se mueren como consecuencia del cambio climático incluye también algunos de los más famosos: el Yangtsé (China), el Ganges (India), el Danubio (Europa) o el Nilo (África). Eso es lo que dice el informe publicado ayer en la página web de la organización ecologista WWF/ Adena, que también atribuye las causas de esa agonía a la contaminación y a la construcción de presas en los ríos.

En el estudio, WWF/Adena asegura que la amenaza de escasez de agua está aumentado rápidamente debido a los problemas que sufren los ríos de todo el planeta. De los diez que más riesgo ...

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La lista de los ríos que se mueren como consecuencia del cambio climático incluye también algunos de los más famosos: el Yangtsé (China), el Ganges (India), el Danubio (Europa) o el Nilo (África). Eso es lo que dice el informe publicado ayer en la página web de la organización ecologista WWF/ Adena, que también atribuye las causas de esa agonía a la contaminación y a la construcción de presas en los ríos.

En el estudio, WWF/Adena asegura que la amenaza de escasez de agua está aumentado rápidamente debido a los problemas que sufren los ríos de todo el planeta. De los diez que más riesgo tienen, cinco de ellos están en Asia: el Yangtsé (China), el Mekong (Vietnam), el Salween (Mianmar), el Ganges (India) y el Indo (Pakistán). En el listado figuran también el Danubio (Europa), el Río de la Plata y el Río Bravo, en América; el Nilo-lago Victoria (África) y el Murria-Darling en Australia).

Jamie Pittock, director del Programa Mundial de Agua Dulce de la organización explica que la situación de los ríos estudiados en el informe simboliza la crisis del agua dulce que muchos otros grupos vienen denunciando desde hace años. "Queremos que los responsables admitan el problema ahora, y no cuando la emergencia de agua dulce adquiera proporciones difíciles de afrontar", señala Pittock. Según la organización, la continua pérdida de caudal -como consecuencia de la deficiente planificación y la protección inadecuada de las áreas naturales- indica que no está garantizado que el agua fluya para siempre.

Los ecologistas denuncian en su estudio que, por ejemplo, los embalses del río Danubio -uno de los más grandes de Europa- han destruido el 80% de los humedales de sus cuencas. Aseguran que aunque no existiera el aumento de temperaturas que amenazan con derretir los glaciares del Himalaya, el río Indo ya manifiesta una gran escasez, debido al exceso de extracción de agua para la agricultura. La pesca de especies dulce acuícolas, principal fuente de proteína y medio de vida para cientos de miles de comunidades en el mundo, está también amenazada.

Crisis del agua dulce

El informe hace además un llamamiento a los gobiernos para proteger más eficazmente el flujo natural de los ríos y la distribución y uso del agua, con el fin de salvaguardar los hábitats y los medios de vida de grandes poblaciones humanas.

Pittock ha dicho además que la conservación de los ríos y humedales debe ser considerada parte esencial de la seguridad nacional, la salud y el desarrollo económico. "Se han de investigar intensamente nuevas maneras de utilizar el agua de modo eficiente para cultivos y otras producciones, a fin de que no se utilice más agua de la necesaria", afirma.

WWF/Adena señala también que los acuerdos de cooperación para la gestión de recursos compartidos, como la Convención Sobre Cursos de Agua de las Naciones Unidas, deben ser ratificados y dotados de los recursos para que funcionen en la realidad. "La crisis del agua dulce va más allá de los diez ríos mencionados en este informe y refleja hasta qué grado el desarrollo destructivo amenaza la capacidad de la naturaleza para satisfacer nuestras necesidades. Debemos modificar nuestra manera de comportarnos ahora o pagaremos el precio en un futuro no muy lejano", concluye el director del Programa Mundial de la organización ecologista.

Pese a la alarma, la situación en España parece distinta a tenor de los datos ofrecidos por el Ministerio de Medio Ambiente a finales de 2006. El agua que llevaban los ríos se había multiplicado por más de seis con respecto al caudal que tenían en 2005 en las mismas fechas.

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