SEBASTIÁN RUFIÁN | Médico | El nuevo Estatuto

"La sanidad de ahora es admirada"

Sebastián Rufián pensaba que, si quería ejercer como doctor, tendría que empezar cuanto antes a familiarizarse con los hospitales. Así que en 1972, cuando estaba en segundo año de Medicina, entró a trabajar como celador en el Reina Sofía de Córdoba. En 1981 consiguió una plaza de residente en el servicio de cirugía del Virgen del Rocío de Sevilla. Al año siguiente, se volvió a presentar al MIR para entrar en el Reina Sofía. "Había más opositores que plazas", recuerda Rufián, de 51 años. Desde 2005, es el jefe del servicio de Cirugía General del Reina Sofía, cargo que compatibiliza con la enseñ...

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Sebastián Rufián pensaba que, si quería ejercer como doctor, tendría que empezar cuanto antes a familiarizarse con los hospitales. Así que en 1972, cuando estaba en segundo año de Medicina, entró a trabajar como celador en el Reina Sofía de Córdoba. En 1981 consiguió una plaza de residente en el servicio de cirugía del Virgen del Rocío de Sevilla. Al año siguiente, se volvió a presentar al MIR para entrar en el Reina Sofía. "Había más opositores que plazas", recuerda Rufián, de 51 años. Desde 2005, es el jefe del servicio de Cirugía General del Reina Sofía, cargo que compatibiliza con la enseñanza universitaria. Su profesión ha cambiado mucho en 25 años. "Hoy los enfermos confían tanto en la medicina que hay veces que obvian los riesgos de las intervenciones", asegura. Para este doctor, uno de los logros más importantes ha sido el prestigio que se ha ganado la Seguridad Social en Andalucía y en España: "La población ha pasado de la desconfianza en el sistema a saber que las intervenciones más complicadas se tienen que hacer en la sanidad pública. Se ha pasado de la obligación a la admiración". La trayectoria profesional de Rufián ha ido paralela a la especialización del Reina Sofía en trasplantes. "Al principio, era muy difícil hacer entender a los familiares que la muerte cerebral era la muerte del paciente, que podían seguir funcionando los pulmones o el corazón pero que la persona estaba muerta", dice Rufián. Esas reticencias están superadas y Andalucía tiene una de las tasas más elevadas del mundo en donaciones de órganos.

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