Kirchner destituye a la funcionaria que elabora el IPC ante el fracaso de la lucha contra la inflación

La intervención directa del equipo del presidente, Néstor Kirchner, a la hora de elaborar el índice de inflación ha provocado una fuerte polémica en Argentina que se ha saldado, de momento, con la destitución de la directora del índice de precios al consumidor (IPC), Graciela Bevacqua. La funcionaria se negó la semana pasada, esgrimiendo la ley, a facilitar al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, el listado de comercios en los que los funcionarios recogían los precios para elaborar el índice. Anoche, hora española, el Gobierno anunció una inflación para el mes de enero del 1,01%...

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La intervención directa del equipo del presidente, Néstor Kirchner, a la hora de elaborar el índice de inflación ha provocado una fuerte polémica en Argentina que se ha saldado, de momento, con la destitución de la directora del índice de precios al consumidor (IPC), Graciela Bevacqua. La funcionaria se negó la semana pasada, esgrimiendo la ley, a facilitar al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, el listado de comercios en los que los funcionarios recogían los precios para elaborar el índice. Anoche, hora española, el Gobierno anunció una inflación para el mes de enero del 1,01%, pero numerosas voces de expertos en el país estiman que la cifra real está muy por encima y que el Ejecutivo no quiere que en pleno año electoral el fantasma de la inflación amenace a los votantes.

Los problemas de la funcionaria destituida comenzaron el pasado octubre, cuando las mediciones realizadas para el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) comenzaron a mostrar que la inflación se iba por encima de las expectativas anunciadas por el Gobierno. Desde el comienzo de su mandato, Kirchner ha declarado la guerra a la inflación y para ello no duda en amenazar directamente a los dueños de los comercios que suben los precios o en pedir públicamente el boicoteo de los consumidores para aquellos productos que se saltan las previsiones del Ejecutivo.

Finalmente, la inflación de 2006 se situó oficialmente en el 9,8%, un dato ya criticado como un exceso de optimismo ante unos consumidores que observan subidas de precio en sus bienes de consumo todos los meses. Para enero las previsiones no eran buenas.

La fuerte subida de precios navideños, unida al incremento en los servicios con motivo de las vacaciones del verano austral, auguraban una subida sólo para el mes recién terminado de alrededor del 2%.

Las presiones del Gobierno sobre el Instituto aumentaron, hasta el punto de exigir los nombres de los comercios donde se estaban controlando los precios, algo a lo que Bevacqua se negó y le costó el puesto.

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