¿Excesos democráticos?

En su artículo Contra la corriente (29 de enero), Gabriel Tortella dice que "en el Chile de Allende... los excesos democráticos crearon un ambiente enrarecido que favoreció el golpe".

O sea, que este "ambiente enrarecido" no se debió a las maniobras desestabilizadoras de la oposición financiadas por la CIA, ni a las huelgas de autobuses, de transportistas y de profesionales, ni al atentado fallido contra el general Prats (27 de junio de 1973), ni al levantamiento del regimiento de blindados número 2 y su intento de tomar el palacio presidencial (29 de junio), ni al asesinato del ...

En su artículo Contra la corriente (29 de enero), Gabriel Tortella dice que "en el Chile de Allende... los excesos democráticos crearon un ambiente enrarecido que favoreció el golpe".

O sea, que este "ambiente enrarecido" no se debió a las maniobras desestabilizadoras de la oposición financiadas por la CIA, ni a las huelgas de autobuses, de transportistas y de profesionales, ni al atentado fallido contra el general Prats (27 de junio de 1973), ni al levantamiento del regimiento de blindados número 2 y su intento de tomar el palacio presidencial (29 de junio), ni al asesinato del comandante Arturo Araya Peeters, edecán naval de Allende y jefe de la Casa Militar de la Presidencia (27 de julio), ni a las acciones armadas de la derecha contra gasolineras, vías férreas y estaciones de radio.

Pues no. La culpa del "ambiente enrarecido que favoreció" el golpe de Pinochet lo tenían los partidarios de Allende y su resistencia -lo que el señor Tortella llama "excesos democráticos"- a los intentos de socavar la convivencia democrática. Es una opinión que suena mucho a las revisiones de la historia de la Segunda República de Pío Moa.