El sector agrícola negocia un acuerdo sobre biocombustibles

España desarrolla el cultivo de cereales y girasol para obtener biodiésel

Organizaciones agrarias, cooperativas y las industrias transformadoras, bajo la coordinación del Ministerio de Agricultura, negocian la redacción de un acuerdo marco para desarrollar en España el cultivo de cereales, remolacha, vino, girasol, colza o soja para obtener biocombustibles como el biodiésel o el bioetanol. El objetivo es lograr que haya rentabilidad para la industria y seguridad en el aprovisionamiento de materias primas.

Según el acuerdo de compromisos iniciales de la Unión Europea sobre el desarrollo de energías renovables hasta 2010, en el caso de España se contemplaba la ...

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Organizaciones agrarias, cooperativas y las industrias transformadoras, bajo la coordinación del Ministerio de Agricultura, negocian la redacción de un acuerdo marco para desarrollar en España el cultivo de cereales, remolacha, vino, girasol, colza o soja para obtener biocombustibles como el biodiésel o el bioetanol. El objetivo es lograr que haya rentabilidad para la industria y seguridad en el aprovisionamiento de materias primas.

Según el acuerdo de compromisos iniciales de la Unión Europea sobre el desarrollo de energías renovables hasta 2010, en el caso de España se contemplaba la posibilidad de utilizar un mínimo de 1,5 millones de hectáreas para la obtención de producciones con fines energéticos. Con los nuevos objetivos comunitarios, para 2020, aumentarán las necesidades de este tipo de materias primas. Aunque ya se contempla la necesidad de un elevado volumen de importaciones, sobre todo de colza, la superficie de cultivos para estos fines se podría duplicar.

En la campaña pasada, con una superficie dedicada a los cultivos agroenergéticos de más de 220.000 hectáreas, muchos agricultores contemplaban la posibilidad de renunciar a seguir con este tipo de producciones al percibir por su cereal unos precios más bajos que los existentes en el mercado para el consumo animal o humano.

Ese acuerdo, que estará en vigor esta campaña, no contempla establecer un precio para el producto, pero se fijarán, sin embargo, una serie de condiciones para que industrias y agricultores puedan acordar un valor de intercambio en función de una serie de referencias de los mercados nacionales e internacionales.

Finalmente, el acuerdo aboga por el establecimiento de pactos entre las partes para garantizar una estabilidad. El problema es que los productores industriales son partidarios de acuerdos de largo plazo y los agricultores apuestan por periodos cortos.

Para el desarrollo de estos cultivos es fundamental la decisión del Gobierno sobre las medidas fiscales y los porcentajes de mezcla en los biocarburantes para incentivar su consumo.

Campos de girasol en el valle de los Alorines, Alicante.JESÚS CISCAR

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