Villepin escapa del escándalo bancario ¡Clearstream'

Los jueces convocan al primer ministro francés sólo como testigo del 'caso Clearstream"

La espada de Damocles que pesaba sobre la carrera política del primer ministro francés, Dominique de Villepin, ha desaparecido. Los jueces que investigan el caso Clearstream, una conspiración para desacreditar a políticos y empresarios, entre los que se encontraba el candidato conservador a la presidencia Nicolas Sarkozy, han optado por convocar a Villepin sólo a título de testigo.

El jefe del Ejecutivo se libra así de la sospecha de haber intentado intervenir para perjudicar a Sarkozy en la trama basada en un falso listado de cuentas corrientes de la sociedad financiera luxembur...

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La espada de Damocles que pesaba sobre la carrera política del primer ministro francés, Dominique de Villepin, ha desaparecido. Los jueces que investigan el caso Clearstream, una conspiración para desacreditar a políticos y empresarios, entre los que se encontraba el candidato conservador a la presidencia Nicolas Sarkozy, han optado por convocar a Villepin sólo a título de testigo.

El jefe del Ejecutivo se libra así de la sospecha de haber intentado intervenir para perjudicar a Sarkozy en la trama basada en un falso listado de cuentas corrientes de la sociedad financiera luxemburguesa a las que habrían llegado comisiones ilegales procedentes del escándalo de la venta de fragatas de la empresa Thompson a Taiwan.

Esta decisión de los jueces Henry Pons y Jean-Marie d'Huy, supone que Villepin no será imputado en la causa. El primer ministro recupera así su capacidad de acción para lanzarse a la campaña presidencial. La noticia, filtrada por un periódico regional, fue confirmada ayer por el Ejecutivo, que en el próximo Consejo de Ministros debe responder oficialmente a la petición de los magistrados. "El primer ministro se alegra de poder aportar rápidamente su testimonio a la justicia para que se conozca la verdad en este caso", señalaron fuentes de Matignon, la sede del Gobierno.

El caso Clearstream tiene su origen en las luchas internas por el control del consorcio aeroespacial EADS. A principios de 2004, uno de los vicepresidentes del consorcio, Jean Louis Gergorin, entregó el falso listado a la justicia al tiempo que se filtraban los nombres al semanario Le Point.

Sobre Villepin, que ocupaba entonces la cartera de Exteriores, pesaban fundadas sospechas de que habría ordenado a los servicios secretos que involucraran falsamente a Sarkozy, entonces titular de Interior, que aparentemente nunca fue informado. La rivalidad entre ambos por el control del partido gubernamental, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), daba aún más verosimilitud a esta hipótesis.

La posibilidad de que fuera convocado en calidad de imputado o de testigo asistido -una condición intermedia pero que supone indicios de culpabilidad- pesaba como una losa sobre el primer ministro. Finalmente, los magistrados le convocan como simple testigo, al igual que hicieron con la titular de Defensa, Michèle Alliot-Marie, y con el ex primer ministro Jean-Pierre Raffarin. Desde que estalló el escándalo, la primavera pasada, las posibilidades de Villepin de desbancar a Sarkozy de la candidatura de la UMP a la presidencia resultaron gravemente dañadas. Ahora, nada le impide intentar abrir un nuevo frente en la campaña de los conservadores.

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Si así lo hace, no será el único en intentar ocupar el espacio de centro en las presidenciales de la próxima primavera. François Bayrou, de 55 años, presidente de la Unión por la Democracia Francesa (UDF), anunció ayer formalmente su candidatura.

Bayrou, a quien las encuestas conceden algo más de un 10% de intención de voto, y que en 2002 fue el cuarto candidato más votado por detrás de Jacques Chirac, Jean-Marie Le Pen y Lionel Jospin, ha sido ministro de varios Gobiernos conservadores entre 1993 y 1997, pero en los últimos tiempos se ha desmarcado abiertamente de la derecha gobernante.

Ayer presentó su candidatura en el pueblo de Serres-Castet, en los Pirineos Atlánticos, de donde es originaria su familia. Pretende, dijo, evitar una "guerra civil que enfrente a medio país contra la otra mitad". Y sin citarlos, porque Bayrou está convencido de que hay una conspiración mediática que ya ha decidido que la segunda vuelta la disputen Sarkozy y la socialista Ségolène Royal, acusó a ambos de dedicarse a buscar permanentemente cabezas de turco.

"Para uno, los culpables son los jueces, que a veces son demasiado blandos y otras demasiado rigurosos. Para la otra, son los profesores, que tienen demasiado tiempo libre y que se hacen pagar generosamente sus horas de clase por empresas que cotizan en Bolsa", dijo ante un grupo de simpatizantes.

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