La muerte de un ex espía

"Es usted tan brutal como sus peores críticos denunciaban"

El antiguo espía ruso Alexander Litvinenko acusó, en una declaración dictada antes de morir, al presidente de Rusia, Vladímir Putin, de estar detrás de su envenenamiento.

"Señor Putin, usted puede tener éxito en silenciar a un hombre, pero los gritos de protesta desde todas partes del mundo resonarán en sus oídos el resto de su vida. Que Dios le perdone por lo que ha hecho, no sólo a mí, sino a la querida Rusia y a su pueblo", señaló. "Usted ha mostrado ser tan brutal y despiadado como sus más feroces críticos han denunciado. Ha demostrado no ser digno de la confianza de hombres civiliz...

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El antiguo espía ruso Alexander Litvinenko acusó, en una declaración dictada antes de morir, al presidente de Rusia, Vladímir Putin, de estar detrás de su envenenamiento.

"Señor Putin, usted puede tener éxito en silenciar a un hombre, pero los gritos de protesta desde todas partes del mundo resonarán en sus oídos el resto de su vida. Que Dios le perdone por lo que ha hecho, no sólo a mí, sino a la querida Rusia y a su pueblo", señaló. "Usted ha mostrado ser tan brutal y despiadado como sus más feroces críticos han denunciado. Ha demostrado no ser digno de la confianza de hombres civilizados".

Alexander Goldfarb, amigo de Litvinenko, declaró ayer que el antiguo espía del KGB dictó la nota el pasado martes, dos días antes de su muerte, y la firmó en presencia de su mujer. La declaración fue leída ayer por la mañana por Goldfarb frente al hospital londinense donde Litvinenko falleció pocas horas antes y en presencia del padre del antiguo espía.

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"Me gustaría darle las gracias a mucha gente", dictó Litvinenko. "A mis médicos, enfermeras y a todo el personal del hospital, por haber hecho todo lo que pueden por mí. A la policía británica, que está investigando mi caso con decisión y profesionalidad y han cuidado de mí y de mi familia".

"Me gustaría dar las gracias también al Gobierno británico por ampararme. Es un honor ser ciudadano británico. Me gustaría agradecer al público británico los mensajes de apoyo que me ha enviado y el interés que ha mostrado en el seguimiento de mi tragedia. Le doy las gracias a mi esposa, Marina, que ha permanecido junto a mí. Mi amor por ella y por nuestros hijos no tiene límites".

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"Pero mientras yazco aquí, puedo oír claramente el palpitar de las alas del ángel de la muerte. Puedo esquivarlo, pero me temo que mis piernas no corren ya como me gustaría".

Firmado: Alexander Litvinenko.

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