Los trabajadores de Reckitt culpan a las instituciones de facilitar su cierre

El comité de empresa convoca para el próximo viernes la primera huelga en la planta

Los trabajadores de la planta de Güeñes que la multinacional Reckitt Benckiser se dispone a cerrar arremetieron ayer con dureza contra las instituciones vascas, a las que acusaron de estar dando argumentos para facilitar la clausura de la factoría. En su primera comparecencia pública, diez días después de que Reckitt anunciase el cierre de la planta, el comité de empresa insistió en que luchará para evitar el final previsto y presentó su calendario de movilizaciones, con actos casi todos los días hasta el próximo 21 de octubre, cuando quieren celebrar una manifestación en Bilbao. Para el próxi...

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Los trabajadores de la planta de Güeñes que la multinacional Reckitt Benckiser se dispone a cerrar arremetieron ayer con dureza contra las instituciones vascas, a las que acusaron de estar dando argumentos para facilitar la clausura de la factoría. En su primera comparecencia pública, diez días después de que Reckitt anunciase el cierre de la planta, el comité de empresa insistió en que luchará para evitar el final previsto y presentó su calendario de movilizaciones, con actos casi todos los días hasta el próximo 21 de octubre, cuando quieren celebrar una manifestación en Bilbao. Para el próximo viernes han convocado una huelga en la planta, la primera en protesta por su situación.

En estas casi dos semanas, los 194 empleados de la multinacional en Güeñes han ido viendo un goteo de declaraciones de instituciones y partidos, en medio de reuniones del Gobierno y la Diputación con la dirección de la firma y el propio comité. Sin embargo, la situación sigue exactamente igual que cuando la compañía anunció el cierre "irrevocable" de la factoría para trasladar su producción a otros centros en Portugal, Gran Bretaña y Polonia.

El comité, en el que se sientan representantes de ELA, LAB, CCOO y una central independiente, repasó ayer las declaraciones de los responsables políticos, en las que se ha calificado el cierre de "deslocalización de libro", como dijo la titular de Industria, Ana Aguirre, y basado "no en una necesidad, sino en la oportunidad económica". Pese a ello, el Ejecutivo ha dado por hecha la clausura, pero, señalaron los representantes de la plantilla, "sin un informe técnico que lo justifique".

"Comprobamos que la instituciones vascas, después de diez días, no sólo han sido incapaces de aportar soluciones que impidan que la fábrica de Güeñes de Reckitt Benckiser se cierre, sino que dan toda clase de argumentos para facilitar [la clausura]", censuraron. Exigieron "con rotundidad" a las distintas administraciones que "defiendan y luchen por conservar el poco empleo en condiciones dignas que nos queda".

La plantilla aportó datos de la buena situación económica de la multinacional y de la propia planta de Güeñes, "que está dentro de la excelencia industrial, como avala ser la segunda mejor fábrica europea" de la firma. Agregaron que la multinacional ha visto aumentar sus beneficios un 18% en el primer semestre de 2006, por lo que anunciaron que seguirán luchando para evitar el cierre.

El comité también se mostró crítico con la actitud del alcalde de Güeñes, el peneuvista Koldo Artaraz, a quien pidió una aclaración sobre la recalificación aprobada en agosto, apenas un mes antes del anuncio del cierre, de unos terrenos adyacentes a la planta, donde se construirán viviendas, que reportarán a Reckitt unas plusvalías superiores a los cinco millones de euros. "¿Por qué no se permitió recalificar los terrenos para hacer un almacén logístico en la fábrica de Güeñes que le hubiese dado la estabilidad necesaria y un futuro industrial más estable?", se preguntaron.

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La plantilla se quejó también de la postura del alcalde y su grupo, que calificaron de "cobarde" por no admitir una moción del PSE de apoyo a los trabajadores de la fábrica.

Tanto la Diputación de Vizcaya como el Gobierno eludieron entrar a comentar las críticas del comité. "Parte de su actividad es presionar a las administraciones, pero tenemos pocas opciones en este asunto, que es entre el comité y la empresa. Nosotros haremos es todo lo posible para mantener el trabajo en las Encartaciones", dijo un portavoz del departamento foral de Empleo.

El comité presentó ayer su calendario de protestas, que se prolongarán casi a diario hasta el 21 de octubre. El próximo viernes han convocado la primera huelga en fábrica y a mediodía se concentrarán ante la sede del Gobierno en Bilbao. En octubre mantendrán diversas concentraciones en Bilbao, Sodupe y Güeñes, marchas por diferentes municipios de la comarca y el último acto será una manifestación, el 21 de octubre en Bilbao, a partir de las 17.00.

Los trabajadores se reúnen el lunes por segunda vez con la dirección, aunque la cita se presenta con posturas muy alejadas. La empresa quiere discutir un plan de recolocaciones que afectaría al 80% de la plantilla, que el comité ha rechazado sin siquiera entrar a estudiarlo.

Los miembros del comité de empresa de Reckitt Benckiser, durante la rueda de prensa de ayer en Bilbao.TXETXU BERRUEZO

20.000 empleados y 15 fábricas en Europa

Reckitt Benckiser, la multinacional británica dedicada a fabricar productos de limpieza del hogar y de higiene personal (los detergentes Colón y Calgonit o el suavizante Woolite, entre otros), suma una plantilla de 20.000 trabajadores en las 15 fábricas que posee en Europa. Su facturación en el Viejo Continente -también cuenta con plantas en otros países, como Estados Unidos- rondó el año pasado los 3.200 millones de euros, según los datos aportados por la propia compañía.

En España tiene dos centros de producción: el de Granollers, que cuenta con 600 empleados, y el que se cerrará en Güeñes, con 194 trabajadores. La multinacional no ha dado ningún dato de su producción y cifras de negocio tanto de la planta catalana como de la vizcaína.

Su actividad en Vizcaya se remonta a mediados del siglo pasado, cuando tenía una planta en Bilbao.

La compañía, según ha explicado la consejera de Industria, Ana Aguirre, recibió ayudas públicas en 1994 para aforntar inversiones y cumplió escrupulosamente el plan acordado. Industria ha calificado de "modélica" la actitud hasta ahora de la compañía, a la que le critica el procedimiento y la forma del cierre sin informar de forma previa, lo que habría permitido buscar otras opciones.

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