El fenómeno de la inmigración

El largo viaje de Elhadji Kébé

Hace sólo un mes que Elhadji Kébé llegó a las costas canarias. Desde entonces, no ha parado de viajar en busca de un puesto de trabajo, una vida mejor. Tras varios días metido en un cayuco llegó a Canarias sin apenas fuerzas. "Iba desnudo, tenía sed, hambre. Los patronos del cayuco no hicieron nada por mí", explica.

Las peripecias de este senegalés de 21 años continuaron en cuanto salió del centro de internamiento de Canarias, donde recaló tras su llegada a las islas. Elhadji relata que estuvo "uno o dos días". "Mis compañeros también fueron abandonando el centro", comenta.

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Hace sólo un mes que Elhadji Kébé llegó a las costas canarias. Desde entonces, no ha parado de viajar en busca de un puesto de trabajo, una vida mejor. Tras varios días metido en un cayuco llegó a Canarias sin apenas fuerzas. "Iba desnudo, tenía sed, hambre. Los patronos del cayuco no hicieron nada por mí", explica.

Las peripecias de este senegalés de 21 años continuaron en cuanto salió del centro de internamiento de Canarias, donde recaló tras su llegada a las islas. Elhadji relata que estuvo "uno o dos días". "Mis compañeros también fueron abandonando el centro", comenta.

Como la mayoría de senegaleses que emigran a España, Elhadji tuvo la suerte de encontrar apoyo en un compatriota que llegó antes que él. "Nos ayudamos unos a otros. Esto es muy bueno", añade con una sonrisa en los labios. Pero recuerda a su madre: "Si pudiera, la traería conmigo".

Elhadji no suelta de las manos un diccionario francés-español, que le regaló su grand-frère (hermano mayor). En realidad no es su hermano, pero significa mucho para él. Gracias a este amigo, Elhadji pudo pagar el viaje en cayuco desde Senegal hasta Canarias.

Su siguiente destino fue Valencia. Allí le esperaba su "protector". Pero encontrar trabajo se convirtió en una ardua tarea y Elhadji decidió ir a Terrassa. "Me habían dicho que allí encontraría trabajo". No fue así y anoche se volvió a subir a un autobús de retorno a Valencia. "Al menos allí tengo a mis amigos", justifica.

Mientras hojea el diccionario, Elhadji recuerda sus días en el colegio. Asegura que le gusta estudiar; por eso, no le importó trabajar como chófer para que sus padres le permitiesen continuar en el colegio. "Con lo que ganaba, también pagaba los estudios de mi hermano menor", explica.

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Cuando acabó la enseñanza primaria decidió que quería aprender castellano. Durante dos años compaginó las clases particulares con su trabajo de vendedor de pescado en un mercado, hasta que abandonó Senegal. Su castellano dista de ser fluido, pero Elhadji asegura que pronto lo hablará "sin problemas". Entonces sonríe.

Elhadji se señala la ropa y repite una y otra vez que Cruz Roja se la dio a su llegada a Canarias. La organización sigue en contacto con él. Le pagó los billetes de los autobuses en que ha ido viajando desde que está en España y le dio dinero, asegura.

Dinero. Esa es la razón por la que está en España. "He venido para trabajar y ganar dinero. Entonces, en cuanto pueda, volveré a Senegal", afirma. Aunque le gustaría aprovechar su estancia en España para estudiar castellano. "Peut être [puede ser]", sonríe mirando el diccionario.

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