Salen a divertirse

Ante la propuesta que ahora llevan los hermanos Auserón por los escenarios de España, se recomienda no entrar en comparaciones. El puñado de canciones históricas de figuras tan apabullantes como Ray Davies, Jagger y Richards, Bob Dylan, Lennon y McCartney, Neil Young, Eddie Cochran, Chuck Berry, Lou Reed y John Cale, James Brown o Jim Morrison que han adaptado para el espectáculo Las malas lenguas tour es difícilmente mejorable, y a ellos se les nota que se lo pasan pipa. A Luis no se le va la sonrisa de oreja a oreja en todo el concierto, y Santiago canta muy suelto y permitiéndose tod...

Ante la propuesta que ahora llevan los hermanos Auserón por los escenarios de España, se recomienda no entrar en comparaciones. El puñado de canciones históricas de figuras tan apabullantes como Ray Davies, Jagger y Richards, Bob Dylan, Lennon y McCartney, Neil Young, Eddie Cochran, Chuck Berry, Lou Reed y John Cale, James Brown o Jim Morrison que han adaptado para el espectáculo Las malas lenguas tour es difícilmente mejorable, y a ellos se les nota que se lo pasan pipa. A Luis no se le va la sonrisa de oreja a oreja en todo el concierto, y Santiago canta muy suelto y permitiéndose todas las licencias del mundo. Les acompañan, además, un guitarrista, un teclista y un baterista de quitar el hipo, y una cantante de voz negra y estándar.

En directo se incluyen tres canciones -Fire, de Hendrix; Rock house blues, The Doors, y Heart of gold, de Neil Young- que no pudieron ir en el disco Las malas lenguas, porque no se autorizaron sus versiones en castellano. Los originales de las canciones son muy conocidos, en general, pero conviene olvidar esa referencia para dejarse llevar por cómo suenan por boca de los antiguos Radio Futura. Está claro que en un mismo partido, un futbolista nunca podría hacer una jugada de Zidanne, otra de Pelé, otra de Maradona, otra de Di Stefano y otra de Cruyff, y los Auserón ni lo pretenden. Salen a pasarlo bien, a divertirse con el sueño de que podrían ser, pero no, todos sus ídolos a la vez; y en ese divertimento no hay ni una falta de respeto ni una revisión frívola.