Guitarra brillante

Gerardo Núñez tocó con gran brillantez. Un concierto muy vivo, lleno de encanto y fuerza. Su guitarra tiene una sonoridad especial, que arrastra al oyente. Hizo temas larguísimos, en que pareció agotar todas las posibilidades de los mismos.

Fue un concierto, en cierto modo, informal por el tono jocoso que dio a alguna de sus partes, en complicidad con Cepillo. Pero fue, en todo momento, un toque de excepcional calidad, al que puso punto final un pasodoble que dedicó a los residentes en Madrid. Pero si esta pieza fue un tanto superficial, antes había tocado soleá por bulerías, por ejempl...

Gerardo Núñez tocó con gran brillantez. Un concierto muy vivo, lleno de encanto y fuerza. Su guitarra tiene una sonoridad especial, que arrastra al oyente. Hizo temas larguísimos, en que pareció agotar todas las posibilidades de los mismos.

Fue un concierto, en cierto modo, informal por el tono jocoso que dio a alguna de sus partes, en complicidad con Cepillo. Pero fue, en todo momento, un toque de excepcional calidad, al que puso punto final un pasodoble que dedicó a los residentes en Madrid. Pero si esta pieza fue un tanto superficial, antes había tocado soleá por bulerías, por ejemplo, de forma ejemplar, profundizando en el tema hasta límites increíbles. También por soleá, y por bulerías -por separado las dos-, hizo toques de una suntuosidad magistral.

Gerardo Núñez es una de las tres o cuatro mejores guitarras que el flamenco tiene en estos momentos, y ello se hace evidente en cada nuevo concierto que da, señalados todos además de por la perfección, por la grandeza de su toque. El concierto de esta noche fue una belleza.