El sol naciente

Con su fundador, Masaaki Suzuki, a la cabeza y sólo tres nombres occidentales en su lista, ha venido a Madrid el Bach Collegium Japan a ofrecernos su Bach vital, fresco y muy expresivo. Desde los primeros compases de la cantata Alégrate, rebaño redimido se vio el deseo de su director por dar a cada frase su sentido, por establecer una relación directa entre la simplicidad de un texto directo e ingenuo y la grandeza de la música que lo eleva, nunca mejor dicho, a la esfera celestial.

Ese prodigio de inventiva concentrada que es el Magnificat surgió fluido, natural, con mome...

Con su fundador, Masaaki Suzuki, a la cabeza y sólo tres nombres occidentales en su lista, ha venido a Madrid el Bach Collegium Japan a ofrecernos su Bach vital, fresco y muy expresivo. Desde los primeros compases de la cantata Alégrate, rebaño redimido se vio el deseo de su director por dar a cada frase su sentido, por establecer una relación directa entre la simplicidad de un texto directo e ingenuo y la grandeza de la música que lo eleva, nunca mejor dicho, a la esfera celestial.

Ese prodigio de inventiva concentrada que es el Magnificat surgió fluido, natural, con momentos excepcionales, como el paso de la soprano al coro en el omnes generationes. Un coro de 14 miembros, que se ve trabajadísimo, y al que se unen los solistas como cinco voces más. De éstos destacaron la soprano Joanne Lunn, el contratenor Robin Blaze y el tenor Andreas Weller. Un poco más atrás, en calidad canora, el bajo Peter Kooij y la soprano Christina Landshamer. La orquesta, virtuosa, exacta. Su versión de la Suite nº 1 fue toda una lección de elegancia, de espíritu danzante. Era la luz, la luz del sol naciente.