Crítica:FERIA DE FALLAS

Tarde de toros y de toreros

Antes de saltar el sexto ya se habían lidiado dos extraordinarios toros de Fuente Ymbro, primero y quinto. Salió el último y la corrida culminó todo lo bueno que hasta entonces había ocurrido, en toros y en toreros. Ese toro que cerró plaza, Harinero de nombre, marcado con el número 150, negro, de 545 kilos y nacido en diciembre de 2001, encumbró la tarde y a un torero: Miguel Ángel Perera. Nunca se sabrá muy bien si Harinero hizo figura a Perera o si fue éste quien inmortalizó a aquél. En cualquier caso, ambos protagonistas se citaron con la historia una tarde fallera de cielo p...

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Antes de saltar el sexto ya se habían lidiado dos extraordinarios toros de Fuente Ymbro, primero y quinto. Salió el último y la corrida culminó todo lo bueno que hasta entonces había ocurrido, en toros y en toreros. Ese toro que cerró plaza, Harinero de nombre, marcado con el número 150, negro, de 545 kilos y nacido en diciembre de 2001, encumbró la tarde y a un torero: Miguel Ángel Perera. Nunca se sabrá muy bien si Harinero hizo figura a Perera o si fue éste quien inmortalizó a aquél. En cualquier caso, ambos protagonistas se citaron con la historia una tarde fallera de cielo plomizo en Valencia. La gloria, pues, para ambos. No fue ese toro el de mejor comportamiento en varas, que para esa cuestión había sido el cuarto, pero sí destiló bravura y nobleza en cantidades industriales.

Fuente Ymbro / El Califa, El Juli, Perera

Toros de Fuente Ymbro. De impecable presentación. De gran juego primero, quinto y sexto. Este último, indultado. El Califa: pinchazo -aviso-, otro y media (vuelta); pinchazo -aviso- y media (saludos). El Juli: estocada y descabello (oreja); estocada (dos orejas). Miguel Ángel Perera: media -aviso- (oreja); dos orejas y rabo simbólicos. Plaza de Valencia, 18 de marzo. 10ª de feria. Lleno.

Perera, que lo descubrió muy pronto, se hizo con el orden y mando de una faena delirante. Acompasada por la derecha y definitivamente enmarcada cuando se echó la muleta a la izquierda. Torero y toro fueron una sola pieza. Indulto incuestionable. Antes, con el tercero, Perera mantuvo el gobierno de una labor de cercanías sudada y de aguante.

El quinto fue otro gran toro, el más completo en varas. La faena de El Juli, portentosa. De gran dimensión. Al segundo, una vez bien sobado, le sonsacó los pases en trasteo muy trabajado. El Califa se justificó en sus dos toros, sobre todo en el cuarto, en una batalla sin cuartel. A la trágala.

Miguel Ángel Perera embarca con la izquierda a Harinero.JOSÉ JORDÁN
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