Madre templanza

Hay familia para rato. Y arte. Que si Farruquito ha decidido quedarse en la sombra de la dirección, ahí quedan hermano, primo, tía y hasta el niño Carpetilla que reservan para los bises.

Pero, sobre todo, hay una madre que regresa al baile como si no hubiese pasado el tiempo. Con sus diferencias, que son sensibles por el obligado paso a un primer plano, entre unos y otros reúnen argumentos suficientes para sostener una marca, la del arte encastado de su estirpe. Y aunque habrá quien eche en falta la fuerza y el carisma del joven patriarca, la presencia de su madre La Farruca nos regala ...

Hay familia para rato. Y arte. Que si Farruquito ha decidido quedarse en la sombra de la dirección, ahí quedan hermano, primo, tía y hasta el niño Carpetilla que reservan para los bises.

Pero, sobre todo, hay una madre que regresa al baile como si no hubiese pasado el tiempo. Con sus diferencias, que son sensibles por el obligado paso a un primer plano, entre unos y otros reúnen argumentos suficientes para sostener una marca, la del arte encastado de su estirpe. Y aunque habrá quien eche en falta la fuerza y el carisma del joven patriarca, la presencia de su madre La Farruca nos regala un baile de garra y temple que pone sentido a la impetuosidad del de los jóvenes.

Los Farruco tuvieron querencia por la bulería como forma de expresión familiar. Las hubo "galácticas", como se anunciaron las del Farru, y templadas como las de su madre. Pero más allá de los estilos, está la disposición con que se afrontan. La Faraona caminando con la cara levantada es un vivo retrato de gitanería.