"Me siento grande en Madrid"

Llenó hasta el paraíso. José Mercé (Jerez, 1955) había agotado las entradas de su debú en el Teatro Real con días de antelación y en "el templo de la música", según sus propias palabras, le esperaba un público heterogéneo que conoce bien al artista y al que sin duda le gusta la manera en que este cantaor enriquece el flamenco.

No estaba el público habitual de este escenario operístico. No había muchos abrigos de piel en el patio de butacas. El lunes, en el Real, mandaban las cazadoras, las zapatillas de deporte, las sudaderas y alguna que otra melena negra y rizada. Era la presentación...

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Llenó hasta el paraíso. José Mercé (Jerez, 1955) había agotado las entradas de su debú en el Teatro Real con días de antelación y en "el templo de la música", según sus propias palabras, le esperaba un público heterogéneo que conoce bien al artista y al que sin duda le gusta la manera en que este cantaor enriquece el flamenco.

No estaba el público habitual de este escenario operístico. No había muchos abrigos de piel en el patio de butacas. El lunes, en el Real, mandaban las cazadoras, las zapatillas de deporte, las sudaderas y alguna que otra melena negra y rizada. Era la presentación oficial de Lo que no se da, el nuevo trabajo de José Mercé, con 11 temas, en su mayoría compuestos por Paco Ortega, y dos versiones espectaculares que el músico consigue hacer suyas con esa potente voz que le caracteriza y que a sus seguidores les vuelve locos: el Mammy blue, de Phill Trin, y Qué bonito es vivir, que cantaba Louis Armstrong.

Acompañado por 11 músicos, el cantaor empezó con una soleá en el inicio de un viaje que le llevó por los variados caminos del cante, pero desde el comienzo se vio que tenía al público en el bolsillo. Los gritos de "olé", "José, guapo" o "monstruo" le acompañaron durante la hora y media que duró el concierto. "Me siento muy grande en Madrid", aseguró emocionado casi al final del recital ante el público rendido. "Seguro que hay fallos, porque las presentaciones son las presentaciones y luego escribirán lo que tengan que escribir, pero lo importante es estar aquí y equivocarse, es muy importante equivocarse".

Arropado por los aplausos, el cantaor se atrevió al final a cantar sin micrófono y a marcarse unos pasos de baile. Además de repetir su peculiar interpretación del Mammy blue, el músico se atrevió también con Al alba y es que Mercé parece poder cantar todo lo que quiera. No es ésta la primera vez que un cantaor se estrena en el Real, pero está muy bien que el teatro se abra a otras músicas.

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