Compromisos incumplidos

Las primeras informaciones sobre la actividad nuclear de Irán llegaron de la mano de disidentes del régimen en agosto de 2002. Las inspecciones del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), dependiente de la ONU, descubrieron que Irán había estado ocultando, durante 18 años, su programa de enriquecimiento de uranio.

En diciembre de 2003, el Gobierno iraní firmó en Viena el Protocolo Adicional del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, por el que permitiría al OIEA registrar sus plantas atómicas.

En 2004, sin embargo, la ONU detectó que Teherán había proseguid...

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Las primeras informaciones sobre la actividad nuclear de Irán llegaron de la mano de disidentes del régimen en agosto de 2002. Las inspecciones del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), dependiente de la ONU, descubrieron que Irán había estado ocultando, durante 18 años, su programa de enriquecimiento de uranio.

En diciembre de 2003, el Gobierno iraní firmó en Viena el Protocolo Adicional del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, por el que permitiría al OIEA registrar sus plantas atómicas.

En 2004, sin embargo, la ONU detectó que Teherán había proseguido en secreto sus actividades de enriquecimiento de uranio, además de haber comprado tecnología para armas nucleares a un científico paquistaní. Amenazada con sanciones de la ONU, Irán solicitó la mediación de Francia, Alemania y Reino Unido, con quienes se comprometió, en noviembre de 2004, a parar sus actividades nucleares a cambio de contrapartidas económicas.

En agosto pasado, tras la llegada de los ultranacionalistas al poder, Irán retomó sus actividades nucleares. El martes pasado, reinició los trabajos de enriquecimiento, violando el acuerdo con la Unión Europea.

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