Cartas al director

Julio Caro Baroja y el Instituto-Escuela

En el excelente artículo que Ángel S. Harguindey dedica a Julio Caro Baroja: "La extraordinaria lucidez de un intelectual pleno" (EL PAÍS, 27-11-05), en el apunte biográfico que se inicia en su segundo párrafo no se menciona el paso de Julio Caro Baroja por el Instituto-Escuela que, a nuestro juicio, influyó decisivamente en su formación y comportamiento a lo largo de su vida. No parece aventurada esta afirmación. Da fe con su propio testimonio en su libro de memorias Los Baroja, en el que describe con detalle en el capítulo XI, Años de Escuela (páginas 157 a 177) sus recuerdos d...

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En el excelente artículo que Ángel S. Harguindey dedica a Julio Caro Baroja: "La extraordinaria lucidez de un intelectual pleno" (EL PAÍS, 27-11-05), en el apunte biográfico que se inicia en su segundo párrafo no se menciona el paso de Julio Caro Baroja por el Instituto-Escuela que, a nuestro juicio, influyó decisivamente en su formación y comportamiento a lo largo de su vida. No parece aventurada esta afirmación. Da fe con su propio testimonio en su libro de memorias Los Baroja, en el que describe con detalle en el capítulo XI, Años de Escuela (páginas 157 a 177) sus recuerdos de los años 1921 a 1931, este último en el que terminó su bachillerato. Coincidimos sólo un año, pues nuestra promoción, la última, fue la de 1936. Nos dice, en el citado libro, que el instituto "había recibido muchos elementos educados al calor de la Institución Libre de Enseñanza". Entre otros, señalamos por su actualidad su comentario sobre el carácter potestativo del estudio de la religión en el Instituto-Escuela. Recuerda a casi todas las profesoras que tuvo en párvulos y preparatoria y muy especialmente a los profesores, ya en bachillerato, con los que tuvo más relación y que mayor impacto le causaron

en su temprana inclinación hacia la historia. "Con simpatía a Manuel Terán", que enseñaba geografía e historia. Y, de forma muy especial, a don Francisco Barnés, "mucho más que un profesor para mí...". Y añade: "El gusto por las cosas artísticas que cultivaron en mí tanto mis padres como mi tío Ricardo, lo acrecentó en el instituto un profesor del que conservo el máximo recuerdo: don Francisco Barnés". Catedrático de Historia, fue ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes de la República. Murió en el exilio.

Todo el citado capítulo lo leemos con emoción y nostalgia los que nos sentimos muy afortunados por haber conocido a personas de recuerdo imborrable como lo fueron para Julio Caro Baroja. También pasa revista a sus compañeros, muchos de ellos hijos de intelectuales de aquella época. Destaca especialmente su amistad con los hijos de Francisco Barnés y Eugenio D'Ors: "Juanito Barnés representaba el ala izquierda de la clase, Álvaro D'Ors la derecha, yo la disconformidad".

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