Reportaje:SIGNOS

La ciudad de los poetas

Joaquín Pérez Azaústre recuerda en un libro la efervescencia cultural de la Lucena sefardí

Ernest Hemingway describió, desde la madurez, aquel París que "era una fiesta" en los años veinte del siglo pasado. Una fiesta de las artes en la que se reunieron los creadores más grandes del momento y del que surgieron corrientes literarias en medio mundo. Cuenta el escritor Joaquín Pérez Azaústre (Córdoba, 1976), autor de galardonadas novelas y libros de poesía, que hace 800 años existió una Lucena (Córdoba) espléndida; una Lucena que era el centro del mundo cultural. Una Lucena efervescente en lo literario que se perdió en el tiempo. Dice este escritor cordobés, que este municipio fue como...

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Ernest Hemingway describió, desde la madurez, aquel París que "era una fiesta" en los años veinte del siglo pasado. Una fiesta de las artes en la que se reunieron los creadores más grandes del momento y del que surgieron corrientes literarias en medio mundo. Cuenta el escritor Joaquín Pérez Azaústre (Córdoba, 1976), autor de galardonadas novelas y libros de poesía, que hace 800 años existió una Lucena (Córdoba) espléndida; una Lucena que era el centro del mundo cultural. Una Lucena efervescente en lo literario que se perdió en el tiempo. Dice este escritor cordobés, que este municipio fue como el Nueva York actual o como aquel París que recordó con nostalgia Hemingway...

Pérez Azaústre quiere recuperar y reivindicar la importancia que tuvo este pueblo cordobés. Acaba de publicar, bajo el auspicio de la Fundación José Manuel Lara, Lucena Sefardita. La ciudad de los poetas. Se trata de un libro de ensayo, incluido en la colección Ciudades Andaluzas en la Historia, que coquetea con la poesía y la novela coral. Los poemas están presentes implícita y explícitamente y los personajes históricos fluyen en el libro, vienen y van.

Todo empezó allá por el siglo XII. Dice Pérez Azaústre que el grupo de escritores que se reunió en Lucena fue "una comunidad única en la historia". Durante el reinado de los visigodos en la península Ibérica, la comunidad judía sefardí estuvo perseguida. Pero, tras la entrada de los musulmanes, se les concede un estatuto de cierta libertad. "Ellos debían pagar sus tributos, pero se les permite vivir y ejercer sus costumbres religiosas y su vida sin persecuciones".

En la mayoría de ciudades españolas, los judíos, en minoría, habitan en barrios concretos. Pero, en Lucena, son mayoría: "Lucena toda era judía", sostiene Pérez Azaústre .

Este municipio incluso llegó a un acuerdo con el rey de Granada para alcanzar casi una plena autonomía. "Era casi una ciudad estado". Además de esta libertad para gobernarse, Lucena también tenía unas condiciones geográficas extraordinarias. Estaba en el centro neurálgico del comercio de Andalucía; era una de las principales conexiones con los puertos de Málaga y Almería, la puerta a Oriente. "La prosperidad económica unida a la tranquilidad política dio como resultado un florecimiento cultural", afirma el poeta y novelista. "La comunidad judía de Lucena se convierte en la más importante de España", agrega.

Pero no fue un centro exclusivo para el pensamiento judío, según explica Pérez Azaústre. "No hubo escritor árabe o judío importante de ese periodo que no estuviera relacionado directa o indirectamente con Lucena: Averroes fue desterrado a Lucena, está allí dos años, aunque en una Lucena sefardita casi agonizante; Maimónides por supuesto está relacionado también con la ciudad... En definitiva, escritores, pensadores, intelectuales en general, pasaron por Lucena o estudiaron en Lucena, ya que educarse allí estaba considerado como estudiar ahora en Harvard".

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Pérez Azaústre considera que "siempre hay ciudades fetiche que ejercen de imán para los creadores" y Lucena fue un ejemplo de ello. Pero este joven escritor no ha querido quedarse en el esplendor. También se ha adentrado en la decadencia. "Me interesaba ver cómo se apaga con los almohades. Con los almorávides se mantiene la grandeza de Lucena. Pero cuando llegan los almohades, que son como la Al-Qaeda actual, arrasan todo. Arrasan Lucena hasta la última piedra".

La Torre del Moral

Según Pérez Azaústre, el único rastro físico que queda de aquel esplendor es la Torre del Moral, donde estuvo preso Boabdil. "No queda nada, ni siquiera documentos... Quedó arrasado y lo que nos ha llegado han sido los poemas a través de aquellas rutas comerciales que repartieron la literatura por Oriente". La literatura y la gastronomía, añade el escritor, porque todavía hay recetas procedentes de este municipio que siguen preparando comunidades judías en medio mundo.

Pérez Azaústre dice que su libro es "un viaje pendular", que ha partido de la Lucena actual, se ha fijado en lo que fue entonces para rastrear los rasgos que quedan hoy. Y lo hace desde la poesía: "Quiero que sea una verdadera ciudad de los poetas y que la poesía entre por los poros del lector, aunque no de forma evidente".

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