Cardoso asegura que la crisis política no daña la economía de Brasil

El ex presidente evita criticar a su sucesor

El ex presidente de Brasil Fernando Henrique Cardoso, de 74 años, mostró ayer su convencimiento en Madrid de que la grave crisis política que atraviesa su país con la corrupción que asuela al Partido de los Trabajadores (PT) y a sus socios de Gobierno no perjudicará la economía. A su juicio, Brasil marcha en la buena dirección porque por vez primera hay consenso sobre la política económica, lo que hace menos importante la convulsión política. Cardoso evitó criticar a su sucesor, Luiz Inácio Lula da Silva, y subrayó que aún es muy temprano para descartar su reelección en 2006.

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El ex presidente de Brasil Fernando Henrique Cardoso, de 74 años, mostró ayer su convencimiento en Madrid de que la grave crisis política que atraviesa su país con la corrupción que asuela al Partido de los Trabajadores (PT) y a sus socios de Gobierno no perjudicará la economía. A su juicio, Brasil marcha en la buena dirección porque por vez primera hay consenso sobre la política económica, lo que hace menos importante la convulsión política. Cardoso evitó criticar a su sucesor, Luiz Inácio Lula da Silva, y subrayó que aún es muy temprano para descartar su reelección en 2006.

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Cardoso participa hoy en Madrid en la entrega del Premio Emprendedores, que concede la Fundación DMR Consulting, presidida por el ex ministro de Defensa Eduardo Serra. Muy relajado, metido en el traje de profesor universitario y observador privilegiado de una fortaleza económica que él contribuyó a fijar durante su presidencia (1995-2002), Cardoso analizó sin acritud ante la prensa española la realidad de su país: evitó hurgar en la herida de la corrupción del Gobierno de Lula y prefirió subrayar que el país, pese a todo, marcha en la buena dirección.

"Brasil ha madurado mucho; hemos logrado un consenso muy importante en asuntos económicos claves como el control fiscal y de la inflación, la racionalidad macroeconómica, las políticas públicas", explicó el ex presidente socialdemócrata sin ocultar su satisfacción por el giro de Lula. "¿Quién podía imaginar que Lula iba a seguir en general las líneas macroeconómicas de mi Gobierno?", se preguntó retóricamente. Ello garantiza, en su opinión, el avance hacia un crecimiento económico tranquilo y el reforzamiento de la democracia siguiendo la estela de España, donde este consenso económico, alcanzado mucho antes, explica en parte su éxito.

El ex presidente no sólo rehusó censurar a Lula, su antiguo rival, sino que recalcó que es aún muy pronto para descartar su victoria si se presenta a la reelección, en 2006, a pesar de que los últimos sondeos le sitúan en el punto más bajo de su mandato y la sospecha de corrupción cerca a su entorno más cercano. Cardoso recordó incluso su propia experiencia para destacar su cautela ante las encuestas: "En mayo de 1994, después de lanzar mi candidatura estuve a punto de arrojar la toalla porque los sondeos me daban sólo el 12% y a Lula el 40%; cinco meses después gané en la primera vuelta con mayoría absoluta". El dirigente socialdemócrata reiteró que no va a volverse a presentar y se mostró optimista ante las posibilidades de su formación, el Partido de la Social Democracia (PSDB), que elegirá a su candidato el próximo marzo o abril.

Fracaso del ALCA

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Pese a que en el continente americano corren tiempos convulsos, con el enfrentamiento cada vez mayor entre EE UU y Venezuela -y sus respectivos aliados-, Cardoso se mostró también tranquilo: la sangre, dijo, no llegará al río ni entre México y Venezuela -"son sólo palabras"- ni entre este último país y EE UU: "Bush está muy preocupado por otras regiones del mundo y no precisamente por América Latina, y no creo que la situación se agrave demasiado mientras Chávez siga sometiendo sus decisiones al pueblo, como ha hecho hasta ahora", sostuvo.

El ex presidente brasileño no se mostró sorprendido por las dificultades que encuentra para avanzar el ALCA, el tratado de libre comercio que patrocina EE UU, y dijo que ni siquiera los estadounidenses están ahora muy interesados en él: en su opinión, EE UU prefiere firmar pactos bilaterales.

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