Reportaje:SALUD

El gesto más maternal

El Plan Estratégico para la Protección, Promoción y Apoyo a la Lactancia en Europa, elaborado por expertos de la Unión Europea, recoge el derecho a amamantar como una prioridad de salud pública. Se destaca además que toda madre que desee amamantar a su hijo debe tener acceso a asesoramiento profesional.

La Declaración de Innocenti, aprobada en 1990 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef, proponía como meta universal la lactancia materna exclusiva hasta los cuatro o seis meses de edad. En 2002, la OMS aprobó la Estrategia Mundial para la Alimentación del Lactante y del Niño Pequeño, en la que se reitera la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses, y junto a una adecuada alimentación hasta los dos años o más, como una meta universal de salud complementaria. Recientemente, un grupo de expertos de los países miembros de la Unión Europea ha elaborado el Plan Estratégico par...

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La Declaración de Innocenti, aprobada en 1990 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef, proponía como meta universal la lactancia materna exclusiva hasta los cuatro o seis meses de edad. En 2002, la OMS aprobó la Estrategia Mundial para la Alimentación del Lactante y del Niño Pequeño, en la que se reitera la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses, y junto a una adecuada alimentación hasta los dos años o más, como una meta universal de salud complementaria. Recientemente, un grupo de expertos de los países miembros de la Unión Europea ha elaborado el Plan Estratégico para la Protección, Promoción y Apoyo a la Lactancia en Europa, en el que se incluye la lactancia materna como un derecho de libre elección que además debe contar con el asesoramiento y la ayuda de todos los profesionales sanitarios implicados.

Este documento no pretende culpabilizar a aquellas madres que, por las razones que sea, no desean amamantar a su bebé. Sin embargo, sí resalta que es un derecho de salud pública, y evidencia todas sus bondades: creación de un vínculo afectivo muy especial entre madre e hijo; reducción del riesgo de mortalidad y de infecciones en el bebé, puesto que potencia su sistema inmunológico; disminución del riesgo de desarrollar procesos alérgicos… Incluso algunos estudios revelan que aumenta la inteligencia.

El plan estratégico es un elemento de ayuda para todos los Gobiernos, instituciones y organizaciones "que quieran trabajar conjuntamente para la protección, promoción y apoyo a la lactancia". Así lo destaca David Byrne, comisario de Salud y Protección al Consumidor de la UE.

En esta idea se ratifica el pediatra Luis Ruiz Guzmán, que ha participado como experto en la redacción del documento consensuado por todos los países comunitarios. "Pero es necesario", añade, "que el Gobierno de España se implique mucho más en el asunto. Aunque desde 1993 nuestro país es el primero de los europeos en implantar la prohibición de regalos de leche artificial en los centros sanitarios, se podría mejorar su cumplimiento. Las decisiones y actividades se encuentran ahora en manos de las comunidades autónomas, y están apareciendo diferencias según la sensibilidad de las autoridades políticas de cada una de ellas ante el tema de la lactancia materna. Necesitamos una autoridad coordinadora y unos medios de financiación adecuados, tal como se propuso en el Innocenti en 1990 y se reafirmó en 2002 en la Asamblea Mundial de la Salud".

Los datos publicados por la OMS en Europa revelan que, salvo Suecia y Finlandia, el porcentaje medio de lactancia materna exclusiva hasta los cuatro o seis meses no supera el 25%. El principal motivo aducido por las madres para este abandono precoz es la producción insuficiente de leche, problema conocido como hipogalactia.

Amamantar requiere un aprendizaje, según subraya el doctor Ruiz Guzmán, coordinador nacional de la iniciativa Hospitales Amigos de los Niños, auspiciada por Unicef y la OMS.

"Dar de mamar a un recién nacido no sólo es un acto instintivo para la madre y el bebé. La lactancia materna requiere un mínimo de aprendizaje por parte de ambos. Este mecanismo natural de todos los mamíferos, incluida la especie humana, entraña una técnica. Su uso inadecuado es la causa de las distintas complicaciones que a menudo aparecen en la madre, como la hipogalactia (escasez de leche), la inflamación mamaria o las grietas en los pezones, así como de las repercusiones en el pequeño, como alimentación insuficiente, irritabilidad o pérdida de peso", comenta este especialista.

De las 4.000 especies de mamíferos que existen, sólo la humana sustituye la leche materna por leches de fórmula. Y una de las diferencias más importantes entre una y otras es la variabilidad. Mientras que la leche artificial siempre es igual, la de la madre varía según su alimentación y los diferentes momentos de la tetada. De este modo, el niño aprende a distinguir rápidamente los sabores. Además, la leche materna posee proteínas humanas y oligoelementos de los que carece la de fórmula.

Uno de los hechos más demostrativos de que una buena lactancia se consigue con una adecuada técnica es el amamantamiento en madres adoptivas. Un estudio realizado en Estados Unidos, y publicado en 1981 en The Journal of Tropical Pediatrics, reveló que las 240 madres adoptivas incluidas pudieron dar el pecho a sus bebés. Sólo un 1,2% pudo alimentar a su hijo los primeros meses nada más con su leche. Un 15% necesitó suplementación con leche de fórmula durante el primer mes y un 18% durante los dos primeros meses. Y algo más de un 64% requirió suplementación durante toda la lactancia.

Como advierten los expertos, para poder amamantar bien es importante, además de la adecuada posición del pequeño, que la madre esté serena y confiada, y con un mínimo de intimidad. Las situaciones de fatiga, inquietud y estrés emocional son a menudo causa de baches de hipogalactia o disminución transitoria de la secreción láctea. Estos episodios, que aparecen sobre todo en los tres primeros meses, no deben confundirse con las crisis de crecimiento, en las que el bebé solicita más el pecho para que su madre produzca la cantidad adecuada. Los fallos y problemas en la lactancia durante estos meses pueden ser debidos igualmente al empleo de biberones intercalados con las tomas de pecho.

¿Qué es la hipogalactia?

Provocada por insuficiencia del tejido glandular o déficit de la hormona prolactina (productora de leche), se da en muy raras ocasiones. Actualmente, la causa más importante es el déficit de yodo en la madre durante el embarazo y la lactancia. La OMS considera esta carencia como la primera causa de retraso mental prevenible. En diciembre de 2004, por iniciativa de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, varias sociedades científicas, asociaciones de pacientes y Unicef España firmaron un manifiesto sobre la erradicación de estas deficiencias en la población española, y especialmente en la mujer embarazada y lactante. En este documento, con el respaldo del Ministerio de Sanidad y Consumo, se insta a aportar yodo mediante pastillas o suplementos farmacológicos de folatos, vitaminas y minerales desde el momento en que se desee concebir un hijo, así como al consumo generalizado de sal yodada. Otras causas, mucho menos frecuentes, son el síndrome de Sheehan, por una grave hemorragia posparto que conduce a la necrosis de la glándula hipófisis y cursa con una disminución de prolactina que lleva al fracaso de la lactancia, y el hipotiroidismo, que también se asocia con disminución de los niveles de prolactina.

El síndrome de la posición inadecuada

Muchas madres abandonan la lactancia y empiezan a usar el biberón por no haber sabido colocar al bebé como deberían. Como indica el doctor Ruiz Guzmán, al inicio de cada toma conviene poner el cuerpo del bebé de cara a la madre con el pezón a la altura del labio superior, para que pueda mamar con el cuello recto. Cuando éste, por el acto reflejo de búsqueda, abra bien la boca, es el momento de apretarlo suave pero firmemente contra el cuerpo de la madre. Las primeras succiones, que estimulan la secreción de oxitocina (la hormona que favorece la salida de la leche), son rápidas y superficiales, y afectan a la parte anterior de las mejillas, que están abombadas. Cuando la leche empieza a fluir, el ritmo de succión cambia: aparecen las mamadas lentas y profundas, con pausas intercaladas, y el movimiento se centra en la parte posterior de la mandíbula hasta las orejas. Estos movimientos afectan a la parte anterior de las mejillas, abombadas, y a la mandíbula. Cuando el bebé ha tomado lo suficiente suelta el pecho espontáneamente.

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