LOS PROBLEMAS DE LOS INMIGRANTES

800 senegaleses llegan a Dakar y reciben 5 euros para regresar a sus pueblos

Los inmigrantes repatriados desde Oujda (Marruecos) hasta Dakar, la capital de Senegal, llegan agotados, pero sanos, según un cooperante de la ONG Médicos del Mundo. En el aeropuerto su Gobierno los identifica, les hace una revisión médica y les da un poco de dinero para que vuelvan a su pueblo. Al principio eran 10.000 francos (unos 15 euros), pero el presupuesto se fue agotando y a los últimos se les dan sólo 3.000 francos (4,6 euros).

Hasta ayer habían llegado seis aviones con 831 personas a bordo, heridos y exhaustos tras los días que estuvieron abandonados en el desierto, siempre s...

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Los inmigrantes repatriados desde Oujda (Marruecos) hasta Dakar, la capital de Senegal, llegan agotados, pero sanos, según un cooperante de la ONG Médicos del Mundo. En el aeropuerto su Gobierno los identifica, les hace una revisión médica y les da un poco de dinero para que vuelvan a su pueblo. Al principio eran 10.000 francos (unos 15 euros), pero el presupuesto se fue agotando y a los últimos se les dan sólo 3.000 francos (4,6 euros).

Hasta ayer habían llegado seis aviones con 831 personas a bordo, heridos y exhaustos tras los días que estuvieron abandonados en el desierto, siempre según Makhtar Ndiaye, un cooperante senegalés que trabaja para la ONG Médicos del Mundo. Los inmigrantes no tienen heridas graves, sobre todo son cortes por intentar saltar la valla o golpes, y aunque están muy delgados, no hay problemas sanitarios relevantes.

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Nada más llegar al aeropuerto les recibe una comisión que depende de la presidencia senegalesa, con cierta experiencia en repatriaciones, que les hace una inspección médica y una serie de vacunaciones. Además se les identifica porque todos llegan sin ningún tipo de documento. Luego su Gobierno les da de comer y enseguida les entregan el dinero y un billete para llegar a sus pueblos.

Afectadas por la sequía

La mayoría, según este cooperante, son de las zonas más deprimidas del país, en el sur agrícola, que ha sufrido el empobrecimiento y la hambruna causada por la sequía de los últimos años. Todos los que tienen algún familiar en Dakar aprovechan para ir a esa casa a descansar, porque están agotados y asustados. "Lo del desierto ha sido un infierno, han sufrido un trato inhumano, sin comida ni agua, y con la sensación de que nadie les iba a ayudar, creían que morirían allí", explica Ndiaye, que ha hablado con la mayoría de ellos al llegar. La preocupación principal es ahora la reinserción en sus pueblos de estas personas, algunas de las cuales huyeron buscando un futuro mejor hace años.

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Ndiaye cree que muchos volverán a intentarlo cuando descansen y se recuperen, pero cree que buscarán vías alternativas a la de pasar por Marruecos. "Creo que se lo pensarán antes de volver a ese infierno, es lo que dicen", asegura.

Sin embargo, César Antón, otro miembro de Médicos del Mundo que está en el norte de Mauritania, se ha encontrado en Noaudhibou con dos senegaleses que habían sido repatriados el domingo. En sólo tres días habían llegado desde Dakar a la frontera del Sáhara Occidental (algo menos de 800 kilómetros). Hasta Ceuta les quedan otros 2.000 kilómetros para intentar de nuevo entrar en Europa.

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