Reportaje:53º FESTIVAL DE CINE DE SAN SEBASTIÁN

El regreso a las voces de Obaba

Montxo Armendáriz y Bernardo Atxaga explican su viaje entre el cine y la literatura

Bernardo Atxaga (Asteasu, Guipúzcoa, 1951) vivió ayer un día raro. Se encontró metido en una promoción a lo grande con entrevistas desde primera hora de la mañana, una conferencia de prensa masiva y un estreno cinematográfico. Pero su ritmo tranquilo no pareció verse alterado por tanta parafernalia. Se le notaba feliz. Ha viajado de nuevo a Obaba, ha oído la voz de su maestra y ha visto los paisajes que él hace ya 17 años había imaginado en su libro Obabakoak. Y el autor de ese viaje visual a los lugares por él soñados estaba a su lado. El realizador Montxo Armendáriz inauguró ayer la s...

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Bernardo Atxaga (Asteasu, Guipúzcoa, 1951) vivió ayer un día raro. Se encontró metido en una promoción a lo grande con entrevistas desde primera hora de la mañana, una conferencia de prensa masiva y un estreno cinematográfico. Pero su ritmo tranquilo no pareció verse alterado por tanta parafernalia. Se le notaba feliz. Ha viajado de nuevo a Obaba, ha oído la voz de su maestra y ha visto los paisajes que él hace ya 17 años había imaginado en su libro Obabakoak. Y el autor de ese viaje visual a los lugares por él soñados estaba a su lado. El realizador Montxo Armendáriz inauguró ayer la sección oficial de la 53ª edición del Festival Internacional de San Sebastián con Obaba, el filme basado en el libro de relatos Obabakoak, escrito por Atxaga en 1988 y con el que consiguió el Premio Nacional de Literatura un año después.

Pilar López de Ayala, Juan Diego Botto y Bárbara Lennie son los protagonistas del filme
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"Aunque sólo sea por una cosa entre tantas, me siento orgulloso de que el nombre de Obaba crezca y se multiplique gracias al cine. Tengo la misma sensación que cuando un poema mío se convierte en canción y lo oigo en la radio cuando voy en el coche. Montxo ha convertido ese mundo tan personal mío en algo diferente, tangible. Es como un círculo que se va creando y cerrando al mismo tiempo. He oído cómo habla la maestra de Obaba, he escuchado la voz del ingeniero alemán. Cuando vi por primera vez la película

[la ha visto ya dos veces y ayer por la noche en la gala de inauguración del certamen una tercera] seguía estando en Obaba. No encontré ninguna diferencia entre lo que veía y lo que yo tenía en mi cabeza", aseguró el escritor vasco, que se arregla la camisa y la chaqueta a la hora de la fotografía.

Armendáriz ha escogido para Obaba, que hoy se estrena en toda España y está protagonizada, en sus papeles principales, por Pilar López de Ayala, Juan Diego Botto, Mercedes Sampietro y Bárbara Lennie, ocho de los 28 relatos de la obra original para hacer un puzzle mezclando personajes de unos y otros. El filme, con guión del propio Armendáriz y fotografía de Javier Aguirresarobe, comienza con la llegada al pueblo de Lourdes (Bárbara Lennie), una estudiante de cine que va a realizar un trabajo. Allí descubre unos personajes anclados en el pasado y unos sentimientos que la terminarán cambiando. La película va viajando al pasado de los habitantes de este pueblo cerrado y algo hostil a través de la memoria de algunos de sus vecinos.

Autor y director han vivido recorridos vitales parecidos. Ya lo advirtió Atxaga cuando comenzó esta aventura cinematográfica y también literaria -"es mejor que el traslado de un lenguaje a otro se haga dentro de una misma atmósfera afectiva e ideológica. Estoy muy tranquilo de que sea Armendáriz el que lleve mi novela al cine. Somos dos personas con un similar mundo ideológico y vital que usamos diferentes lenguajes artísticos"-. Y ahora ya esa tranquilidad está más que superada... El espíritu y los sentimientos que manaban de Obabakoak están en Obaba. Porque si algo tenía claro Montxo Armendáriz (Olleta, Navarra, 1949) es que lo más difícil, pero a la vez lo más importante de la adaptación, era la búsqueda y el encuentro de esos misterios literarios y mágicos creados por Atxaga. "Por supuesto que me interesa mucho la opinión de los lectores de Obabakoak, aunque cada uno de ellos puede coincidir o no con la versión cinematográfica, pero mi reto principal era que el autor de ese mundo, de esos lugares, de esas criaturas, de esos sentimientos viera el espíritu de su libro reflejado en la película".

Armendáriz abordó el proyecto, al que llevaba dándole vueltas desde la publicación de Obabakoak pero que sólo se empezó a materializar hace un par de años, con la premisa de que para una adaptación no hay que ser fiel a la novela. "He sido infiel en la estructura pero fiel en el espíritu". Una vez encontrado cinematográficamente el recurso visual de unión de los relatos de la obra -a través de la estudiante que viaja con una cámara de vídeo al pueblo, que en Obabakoak se realiza a través de una reflexión literaria- , lo que más le costó al realizador de títulos como Tasio, Secretos del corazón y Silencio roto fue la elección de los relatos -"diferentes e independientes pero cosidos por un hilo invisible"- que incluiría en su película. Hubo dos que desde el principio tuvo claro que no podían faltar en la adaptación: el de la maestra (que interpreta Pilar López de Ayala), una mujer solitaria y romántica, y el del ingeniero alemán (Peter Lohmeyer), trasladado desde Hamburgo a ese mundo cerrado de Obaba. "Estos dos relatos sintetizan de manera muy clara la soledad, el amor y el desarraigo cultural y político de la historia", explica Armendáriz.

Y para mostrar visualmente esa sensación de aislamiento, de lugar cerrado, han viajado autor y director al valle del Roncal (Navarra), concretamente a los pueblos de Isaba y Uztárroz, donde se rodó todo el filme. "Me gusta ese pueblo que han elegido, rodeado de bosques, ese lugar aislado en el que tan bien se refleja y se vive la condición de extranjero. Es el que yo tenía siempre en mente", asegura el escritor.

Hay otra cosa que no falta en Obaba para gran alivio de Atxaga, que ayer lo confesó ante Armendáriz, y es la presencia de los lagartos, esa figura animal que aparece en muchos textos de tradición oral y que es el reflejo y el símbolo de tantos miedos infantiles. "El lagarto como personaje es muy importante en el libro. En la zona hay muchos lagartos o dragones y para mí son el símbolo de cómo algo externo se puede introducir en tu interior y ser capaz de cambiar todo tu interior y tu mente", explica el autor. Aunque los lagartos de Obaba hayan sido creados en 3D y sólo dos de ellos sean reales. Es lo mismo. Es uno más de los símbolos visuales de ese viaje entre la literatura y el cine que han hecho juntos Atxaga y Armendáriz.

Bernardo Atxaga (a la izquierda) y Montxo Armendáriz, en San Sebastián.JESÚS URIARTE
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