LAS BURBUJAS DEL GLOBO | COLUMNISTAS

¿La globalización es plana?

Una de las pocas discusiones que se pueden leer este agosto, donde las teorías están rigurosamente prohibidas, es si la globalización es plana o redonda. Así, de entrada, suena a polémica del antiguo Bizancio, pero como acabo de comprobar que dos de mis referencias permanentes, Umberto Eco y la revista Wired, toman cartas en la trifulca, no puedo dejar de escapar la ocasión de meter baza en el asunto teórico y en pleno ferragosto. Pero miento, mis referencias son tres, como la santísima trinidad, y el tercero, el espíritu santo, es el alemán Peter Sloterdijk, un tipo con pinta de holandés erra...

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Una de las pocas discusiones que se pueden leer este agosto, donde las teorías están rigurosamente prohibidas, es si la globalización es plana o redonda. Así, de entrada, suena a polémica del antiguo Bizancio, pero como acabo de comprobar que dos de mis referencias permanentes, Umberto Eco y la revista Wired, toman cartas en la trifulca, no puedo dejar de escapar la ocasión de meter baza en el asunto teórico y en pleno ferragosto. Pero miento, mis referencias son tres, como la santísima trinidad, y el tercero, el espíritu santo, es el alemán Peter Sloterdijk, un tipo con pinta de holandés errante y con tendencia a orientalizar, que dedicó precisamente los últimos años de su muy heterodoxa filosofía a demostrar que todo Esto (el Universo, el Mundo, el Individuo, el Ser, el Espíritu del tiempo y otras mayúsculas) es algo muy esférico, siempre una geometría curva o sencillamente en bucle, como esas arquitecturas de vanguardia que no pueden entenderse sin la existencia del ordenador y empezando por el Guggenheim; que está lleno de turistas globales que van a admirar el titanio esferoide de la misma manera que los turistas de antaño iban en pos de los monumentos de piedra rectilíneos, rectangulares, simétricos y tal.

El último libro de Sloterdijk que estoy leyendo para desintoxicarme se titula Espumas, como antaño los dos anteriores de la serie Esferas se titularon Burbujas y Globos (siempre en la estupenda editorial Siruela), para que no haya la menor duda de dónde plagio, al menos el título de la sección, y por dónde van las nuevas mutaciones filosóficas de esta Europa en crisis que él diagnosticó antes que nadie y más o menos en estos términos: o será una Europa sin vocación imperialista, por fin, y cruzada del espíritu oriental Tao, Eurotao, o sólo será la colonia más rentable de Estados Unidos, que son los actuales maestros pensadores del neomaterialismo grosero, el nuevo marxismo del milenio.

Pues bien, en la revista 'Wired', que es el alimento global de los jóvenes globalizados tecnológicamente, o lo que es lo mismo, de todos los menores de 30, acaban de plantear la cuestión por pluma de uno de sus gurús: ¿La globalización es plana? Así, de entrada, los viejos, cualquiera que sea mayor de treinta y excuso decir de sesenta, nos quedamos sin saber qué decir ante una interrogación de esa envergadura geométrica porque siempre habíamos pensado lo contrario y sin necesidad de leer a Sloterdijk ni a Umberto Eco, que estos mismos días, también por cierto, ha publicado un divertido artículo erudito sobre lo mucho que a Europa le costó entender la esfericidad de la geografía y la filosofía, a pesar de que ya se discutía de eso desde el mismísimo Aristóteles, y sólo el Vaticano, desde la plaza de Bernini, construida para ser vista desde el punto de vista de Dios, o de las telecámaras del helicóptero de la RAI, entendió inmediatamente aquello del urbi et orbi y para que no hubiera dudas eligió una esfera con cruz encima como símbolo de la primera globalización realmente existente.

¿Por qué los modernos de 'Wired' dicen ahora que la globalización, o al menos el último capítulo de la serie, es una geometría plana? Eso es llevar la contraria de un mismo tacazo al Vaticano, a Umberto Eco, a Peter Sloterdijk y, sobre todo, a los linces filosóficos del Pentágono. Pues bien, y sólo hablando del Pentágono, algo se mueve este agosto en el tópico de que la globalización es redonda porque los famosos spin doctor de Bush (hay que leerlos ahora para saber la literatura neoliberal de nuestros castizos y diferidos spin que leeremos en este país durante el próximo invierno, al pie de la letra, crispadamente y con alaridos) han rectificado algo en sus muy esferoides tiros iniciales y quién sabe si por causa de la polémica a la que me refiero.

Por lo pronto, ya no hablan de GWOT (global war of terror) como al principio. Ahora sólo dicen GSAVE (global struggle against violent extremist), cuidándose mucho de eliminar el término "guerra global" de sus discursos e insinuando de pasada que los marines, paracaidistas y demás uniformes no pueden resolver ellos solos "los problemas del Globo". La revisión teórica del GSAVE vuelve a introducir de nuevo, vaya por el Dios de los boinas verdes, aquello tan viejo, lineal y descartado desde el origen de la guerra del Golfo del more diplomatic, more economic, more political. Como queriendo decirnos (¡cuatro años después!) que las soluciones globales (y la militarización del conflicto fue un mortal bucle de Moebius del que no se sale) a los problemas de la globalización del terror pueden ser una catástrofe… global.

O sea, que durante este agosto la globalización empieza a ser más plana que antes, con regreso al antiguo discurso lineal del principio, nudo y desenlace, mucha política y ninguna solución redonda ni necesariamente uniformada que siempre conduce al laberinto circular y sin salida. Uff. Espero que esta noticia tan teórica no sólo sea una serpiente de verano o, al menos, que la anaconda fabricada por el Pentágono no siga mordiéndose la cola en plan círculo vicioso. Sí, querido y espumante Peter, la geometría es el destino Ser.

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