La narcosala de Vall d'Hebron se pone en marcha pese a las protestas

El Ayuntamiento de Barcelona pone en marcha esta semana la cuarta narcosala de la ciudad y la primera ubicada en un recinto hospitalario, el de Vall d'Hebron, que prestará a los toxicómanos los servicios que puedan necesitar, como el de psiquiatría o el de enfermedades infecciosas.

La nueva sala de venopunción tiene por objetivo garantizar las condiciones higiénicosanitarias necesarias a los toxicómanos que no han accedido a ningún programa de desintoxicación, o lo han hecho sin éxito, y siguen inyectándose droga. La narcosala, que ha generado un fuerte rechazo vecinal, ocupa sólo 20 me...

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El Ayuntamiento de Barcelona pone en marcha esta semana la cuarta narcosala de la ciudad y la primera ubicada en un recinto hospitalario, el de Vall d'Hebron, que prestará a los toxicómanos los servicios que puedan necesitar, como el de psiquiatría o el de enfermedades infecciosas.

La nueva sala de venopunción tiene por objetivo garantizar las condiciones higiénicosanitarias necesarias a los toxicómanos que no han accedido a ningún programa de desintoxicación, o lo han hecho sin éxito, y siguen inyectándose droga. La narcosala, que ha generado un fuerte rechazo vecinal, ocupa sólo 20 metros cuadrados de los 126 de superficie destinada al nuevo Centro de Asistencia y Seguimiento (CAS) para toxicómanos, que ofrecerá, básicamente, programas de desintoxicación y tratamiento psicoterapéutico.

Situado en un pabellón prefabricado junto al hospital Vall d'Hebron, este equipamiento dará atención a unos 300 drogadictos del distrito de Horta Guinardó que hasta ahora debían trasladarse a uno de los 13 centros de asistencia y seguimiento que ya existen en otros barrios de la ciudad.

El director de la División de Vigilancia y Servicio de la Agencia de Salud Pública de Barcelona, Josep Maria Armengou, mostró ayer el nuevo equipamiento a los medios de comunicación ante la protesta, en el exterior del recinto, de un centenar de vecinos. Armengou expresó su deseo de que en pocos meses se disipen los miedos de los vecinos y agregó que 38 ciudades europeas cuentan con 80 salas de consumo de drogas que funcionan "perfectamente" y que han demostrado que disminuyen los problemas en el entorno donde se ubican.

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