CUMBRE DE LA UE | Los preparativos

Londres se plantea renunciar a parte del 'cheque'

Reino Unido llega al decisivo Consejo Europeo de hoy con más margen de maniobra de lo que indican las apariencias. A pesar de la firmeza formal en defensa del llamado cheque británico, el primer ministro, Tony Blair, ha cambiado de manera significativa el fondo de ese mensaje. Hace ya días que ha desaparecido la palabra "innegociable" del discurso gubernamental, y aunque el ministro de Exteriores, Jack Straw, hizo mención de la palabra "veto" ayer en su intervención en los Comunes al presentar las posiciones del Gobierno ante la cumbre, lo hizo dejando las puertas abiertas a una eventua...

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Reino Unido llega al decisivo Consejo Europeo de hoy con más margen de maniobra de lo que indican las apariencias. A pesar de la firmeza formal en defensa del llamado cheque británico, el primer ministro, Tony Blair, ha cambiado de manera significativa el fondo de ese mensaje. Hace ya días que ha desaparecido la palabra "innegociable" del discurso gubernamental, y aunque el ministro de Exteriores, Jack Straw, hizo mención de la palabra "veto" ayer en su intervención en los Comunes al presentar las posiciones del Gobierno ante la cumbre, lo hizo dejando las puertas abiertas a una eventual reducción del cheque.

"Hasta que no haya un reequilibrio en el gasto, el cheque británico está plenamente justificado y si es necesario utilizaremos el veto para protegerlo", dijo el jefe del Foreign Office. Pero ni Straw en el debate europeo ni antes Blair en su habitual sesión de control de los miércoles, se negaron a negociar una reforma del cheque británico y parecieron apelar al veto sólo para evitar su supresión. Y es ahí donde se dibujan líneas de compromiso.

La firme decisión de los países contribuyentes netos de reducir el presupuesto comunitario podría formar parte de ese compromiso porque permitiría a los británicos justificar una eventual reducción del cheque con el argumento de que parte de lo que pierden por ahí lo recuperan por la vía de la contención del gasto europeo. Straw consideró "completamente inaceptable" la propuesta de la Comisión de llevar hasta el 1,26% del PIB ese gasto y calificó de "significativo avance aunque todavía no lo bastante bueno" la propuesta de la presidencia luxemburguesa de limitarlo al 1,09% del PIB comunitario.

Otra línea que puede formar parte de un compromiso es la insistencia de Straw en que los fondos estructurales han de beneficiar básicamente a los países de la ampliación. Ese aviso dibuja en el panorama un enfrentamiento con España, pero al mismo tiempo ésa puede ser la salida al atolladero del cheque: Madrid ha declarado ya su disposición a hacer sacrificios si Londres hace lo propio. La alusión días atrás del comisario Peter Mandelson de que los países de la ampliación no pueden pagar el cheque británico parece una primera pista de que Tony Blair puede renunciar cuando menos a esa parte del cheque, en lo que sería una primera concesión británica. Mandelson y Blair son amigos personales y comparten su visión de Europa.

La tercera parte del compromiso debería ser la cuestión agrícola, donde se augura un choque de trenes entre el primer ministro británico y el presidente francés, Jacques Chirac. Pero es al mismo tiempo la más fácil porque no se trata de acordar ahora una redistribución del dinero agrícola cuanto de aceptar la apertura de una reflexión sobre el futuro de esa política europea y, sobre todo, de sus efectos sobre los países en desarrollo que necesitan entrar en los mercados europeos para activar sus economías.

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