APUNTES

Los rectores descartan que el nuevo plan de financiación entre en vigor antes de 2006

Camps se comprometió con las universidades a que el sistema se aplicaría este año

El verano pasado acabó con una formidable polémica a cuenta de la financiación de la educación superior. Las universidades, con la Universitat de València y la Jaume I de Castellón a la cabeza, manifestaron en voz alta su malestar por la falta de dinero y por la ausencia de perspectivas de recibirlo. El modelo de financiación puesto en marcha en 1995 había concluido en 2003, y más allá de problemas para planear adecuadamente el siguiente año, se llegó al punto de no saber cómo se cerraría el mismo 2004.

El verano acabó también con el sexto relevo, en nueve años, del titular en la consej...

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El verano pasado acabó con una formidable polémica a cuenta de la financiación de la educación superior. Las universidades, con la Universitat de València y la Jaume I de Castellón a la cabeza, manifestaron en voz alta su malestar por la falta de dinero y por la ausencia de perspectivas de recibirlo. El modelo de financiación puesto en marcha en 1995 había concluido en 2003, y más allá de problemas para planear adecuadamente el siguiente año, se llegó al punto de no saber cómo se cerraría el mismo 2004.

El verano acabó también con el sexto relevo, en nueve años, del titular en la consejería encargada de las universidades. Antes de la última crisis de Gobierno, los cinco rectores de las universidades valencianas entregaron a Esteban González Pons una propuesta de prórroga del último plan plurianual de financiación, que abarcó desde 1999 a 2003, para que funcionara como marco financiero entre 2004 y 2006.

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El sucesor de González Pons, Justo Nieto, terminó rechazando un documento que él mismo había firmado en su calidad de rector de la Universidad Politécnica de Valencia. Un rector valenciano afirma que el rechazo tuvo su origen en la negativa del consejero de Economía y Hacienda, Gerardo Camps, a aceptar una propuesta que incluía un potente plan de inversiones, inasumible vistas las arcas de la Generalitat.

La polémica subió de tono. El rector de la Universitat de València, Francisco Tomás, advirtió en varias ocasiones de que, de no resolverse pronto, se plantearían las movilizaciones y "la presión pública que sea necesaria".

El acuerdo llegó finalmente. En diciembre de 2004. El pacto permitía cerrar el presupuesto de ese año con una prórroga del plan 1999-2003 y extenderlo hasta el primer semestre de 2005. Pasado ese plazo, el presidente Francisco Camps se comprometía a sentar las bases de un nuevo plan de financiación que, además, previera las exigencias derivadas del proceso de convergencia europea en materia e educación superior.

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Los seis meses han pasado. Y la idea inicial de negociar el nuevo plan entre este mes y el siguiente se ha evaporado. Ninguna de las fuentes universitarias consultadas confía en que el nuevo plan se negocie con detalle antes de final de año. Su firma, de haberla, se produciría quizá en febrero o marzo de 2006, pero también podría posponerse hasta el verano. Un rector opina que no se retrasará más porque 2007 es año electoral, "y Camps no querrá entrar en la recta final de la legislatura con ese melón abierto".

De modo que no hay plan, pero tampoco, y quizá resulte más raro, protestas universitarias. Un alto cargo académico ofrece a lo último una respuesta psicológica: "Después de lo del verano pasado comprendimos que la Generalitat está en una situación económica desesperada. Absolutamente desesperada". Y añade: "No es que estemos resignados, pero somos más conscientes. Los tiempos en que se podía programar no van a volver".

Otra fuente contempla que ese silencio se haya pagado con la financiación de algunos proyectos, destinando para ello fondos Feder de la UE. El rectorado de la Universitat de València niega "categóricamente" esta posibilidad. Y señala que en su caso, la prórroga para el primer semestre de este año se aprobó "doblada", es decir, previendo que cubriera el presupuesto de todo 2005.

Todas las fuentes universitarias, en cualquier caso, advierten de que la calma es sólo temporal. "Si para después del verano no entrevemos una solución, volverá a haber mucho ruido", afirma una de ellas.

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