Reportaje:ESCAPADAS | Atienza

Que le quiten lo cabalgado

Un castillo y cinco templos románicos adornan esta villa medieval del norte de Guadalajara, famosa por su Caballada

Atienza, domingo de Pentecostés de 1163. Las huestes de Fernando II de León, que cercan la villa para capturar al rey niño Alfonso VIII de Castilla, sobrino del susodicho, dejan salir a unos trajinantes sin olerse que uno de ellos, un arrierito de siete años, es su presa. No más verse fuera, parte de los recueros se pone a bailar en la ermita de la Estrella, para gran diversión del enemigo que, cuando quiere coscarse, nada puede hacer para atrapar a aquellos otros que, con el chaval y las más veloces monturas, galopan camino de Ávila.

Así fue, y así aún se festeja, la Caballada de Atien...

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Atienza, domingo de Pentecostés de 1163. Las huestes de Fernando II de León, que cercan la villa para capturar al rey niño Alfonso VIII de Castilla, sobrino del susodicho, dejan salir a unos trajinantes sin olerse que uno de ellos, un arrierito de siete años, es su presa. No más verse fuera, parte de los recueros se pone a bailar en la ermita de la Estrella, para gran diversión del enemigo que, cuando quiere coscarse, nada puede hacer para atrapar a aquellos otros que, con el chaval y las más veloces monturas, galopan camino de Ávila.

Así fue, y así aún se festeja, la Caballada de Atienza. Con aquella treta de los arrieros Atienza ganó, además de una bonita fiesta, el favor de Alfonso VIII y sus sucesores. Tanto es así que, a finales del siglo XIII, la villa de los burreros se había convertido en una megalópolis medieval, rica como para sostener a 10.000 habitantes, 67 clérigos, 15 templos y dos conventos.

Por Atienza también cabalgó, cuando aún era tierra mora, Ruy Díaz de Vivar, El Cid

El tiempo, ese caballo ciego que todo lo arrolla, la acabaría poniendo en su sitio -el norte, hoy no muy dinámico, de Guadalajara-, pero considerando su vasta heredad -cinco iglesias románicas, ahí es nada-, los antecinos bien pueden decir aquello de que les quiten lo bailado. Y en su caso, además, lo cabalgado.

Por Atienza también cabalgó, cuando aún era tierra mora, Ruy Díaz de Vivar, de la suya recién desterrado. Acababa El Cid de cruzar la serrezuela de Pela -el camino más suave y frecuentado, desde los días de los titios, entre las dos mesetas- y, al pasar bajo la fortaleza de Atienza, no osó pararse pues era "peña mui fuert". Y a fe que lo es, uno de los castillos roqueros más importantes de España, erguido sobre una muela caliza imponente, cortada a pico por tres de sus lados, con dos aljibes excavados en la pura roca de la meseta cimera y una torre del homenaje de tres plantas desde la que se ve la villa como sobre un mapa.

Al pie mismo del castillo, junto al cementerio, queda la iglesia de Santa María del Rey, la decana de Atienza -comienzos del siglo XII-, cuya puerta exhibe más de cien figuras humanas talladas en las arquivoltas, trasunto de las multitudes que poblaron la villa en la Edad Media. Y un poco más abajo, bordeando hacia la izquierda la muralla, se encuentra la iglesia de la Santísima Trinidad, con un soberbio ábside románico y un museo dedicado a la Caballada.

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Por la calle de Cervantes, donde abren sus puertas varias casas blasonadas y la oficina de turismo, se desciende a la plaza del Trigo, quizá la más linda de Castilla, tres de sus flancos con soportales adintelados de madera, y aquí y allá frisos, zapatas y aleros ricamente labrados. El cuarto lo ocupa la iglesia parroquial de San Juan, una mole del siglo XVI que, en cualquier otro lugar, ofrecería algún interés, pero que acá, en Atienza, rodeada de bellezuelas románicas, hace lo mismo que un elefante en un concurso de doma.

Enhebrando el arco de Arrebatacapas, se da en la plaza de España, el eje turístico de la villa: dos restaurantes, tres bares y otras tantas tiendas de recuerdos. A manderecha, la calle Real lleva a la iglesia de San Gil, que alberga un museo de arte sacro y arqueología; mientras que, bajando de frente, por la calles de Héctor Vázquez y de la Salida, se presenta la de San Bartolomé, en cuyo pórtico de columnas pareadas, abierto sobre un jardincillo, uno se estaría mil años, como los bichos fósiles que se exhiben en el templo.

Al cabo de la cuesta, una fuente de tiempos de los romanos vierte sus linfas color chicle de menta entre sillares de roja arenisca. A su vera, se halla la puerta de la Salida, por la que los arrieros desfilaron silbando el himno sueco para salvar al rey Alfonsito. Y, ya extramuros, la iglesia de Nuestra Señora de Val, donde un saltimbanqui esculpido hace ocho siglos piruetea para entretener a los forasteros, antaño enemigos, hogaño cautivos de tanta hermosura.

Asados y dulces de convento

- Cómo ir. Atienza dista 155 kilómetros de Madrid. Se va por la carretera de Barcelona (A-2) y por la CM-1011 (antigua C-204) hasta Sigüenza, para luego seguir por la CM-110 hasta Atienza.

- Visitas. Castillo de Atienza: abierto todo el día; entrada gratuita. Museos de la Trinidad (tel.: 949-39 92 86), San Gil (tel.: 949-39 90 14) y San Bartolomé (tel.: 949-39 90 08): sábados, domingos y festivos, de 11.30 a 14.00 y de 16.00 a 19.00; entrada conjunta, 3 euros. Además, hay que ver las murallas, la plaza del Trigo, la fuente romana y las portadas de Nuestra Señora del Rey y del Val.

- Alrededores. En Imón (a 14 km.): salinas y almacenes del siglo XVIII. En Santamera (a 15 km.): hoces del Salado y presa de El Atance. En Albendiego (a 18 km.): iglesia románica de Santa Coloma. En Riba de Santiuste (a 21 km.): puente medieval y castillo.

- Comer. El Mirador (tel.: 949-39 90 38): hongos de la sierra, ensalada de jamón de jabalí y cabrito a la pastora; precio medio, 30 euros. Fonda Molinero (tel.: 949-39 90 17): establecimiento centenario, especializado en asados; 20 euros. La Sal (Imón; tel.: 949-39 72 27): cocina de mercado, en un local encantador; 20-25 euros.

- Dormir. Salinas de Imón (Imón; tel.: 949-39 73 11): ocupa una elegantísima casa señorial del siglo XVII, con lienzos, grabados, libros, muebles antiguos y un flamante spa; doble, 80 euros. En la misma Atienza, hostales Alfonso VIII (tel.: 949-30 60 99; 48 euros), El Mirador (tel.: 949-39 90 38; 43 euros) y Fonda Molinero (tel.: 949-39 90 17; 40 euros).

- Compras. Deconvento (Doctor Layna Serrano, 7): dulces de monjas y licores de frailes. Además, se hallará toda clase de recuerdos en las tiendas que abren junto al arco de Arrebatacapas.

- Más información. Oficina de Turismo de Atienza (Cervantes, 22; tels.: 949-39 92 93 y 949-39 90 01). Y en www.villadeatienza.com

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