Comida típica para acercarse al 'Quijote'

La Facultad de Educación de la Complutense sirvió platos del clásico de la literatura

Duelos y quebrantos, migas de Aragón, arroz con bacalao y patatas con hongos, fueron algunos de los platos que se pudieron degustar en el comedor de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense para conmemorar el cuarto centenario del Quijote, que celebraron la semana pasada.

"Está buenísimo y muy bien logrado", decían Ángel Núñez y Juan Rodríguez, estudiantes de historia, mientras engullían por primera vez atascaburras, un puré de patatas con bacalao y ajo, con nueces esparcidas, también conocido como ajoarriero, típico de La Mancha. Otros alumnos, a pesar de ser clien...

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Duelos y quebrantos, migas de Aragón, arroz con bacalao y patatas con hongos, fueron algunos de los platos que se pudieron degustar en el comedor de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense para conmemorar el cuarto centenario del Quijote, que celebraron la semana pasada.

"Está buenísimo y muy bien logrado", decían Ángel Núñez y Juan Rodríguez, estudiantes de historia, mientras engullían por primera vez atascaburras, un puré de patatas con bacalao y ajo, con nueces esparcidas, también conocido como ajoarriero, típico de La Mancha. Otros alumnos, a pesar de ser clientes frecuentes del comedor, no se atrevieron a probar. Como Zaira Álvarez, estudiante de pedagogía, que aunque le pareció que el menú estaba muy bien "para que los que no son españoles se acerquen a la comida tradicional", no se animó degustar en carne propia.

El mayor éxito se dio entre los profesores y estudiantes del programa de universidad para mayores. "Reservaban mesa y todo", asegura Esther Pérez, la cajera del comedor. Así lo confirma una manchega del programa para mayores, Herminia Robles: "Está tan bueno como en La Mancha". Su compañera de mesa, Rosario Carro, añadió: "Además de estar delicioso está muy barato". El menú de la facultad cuesta 4,25 euros y el especial, 7.

Al cocinero, Ángel Periáñez, le pareció una excelente idea cocinar los platos que Cervantes mencionó en el siglo XVII, pero reconoció que fue más "laborioso de lo normal". De especial preparación fueron las codornices a la chita callando, pues se tuvieron que introducir una a una las pequeñas aves dentro de los pimientos.

También los faisanes al estilo de los francolines tuvieron sus dificultades: "Conseguir las aves tradicionales es muy difícil, así que se tuvo que hacer con faisanes", apuntó el cocinero; además cada faisán se rellenó con migas y sus propios hígados. "Las aves de caza tardan en general más en cocinarse que las de corral", apuntó.

Otros platos, como el cordero asado al estilo Cuenca, fueron más fáciles. "Se prepara como un cordero asado normal, sólo que se le agrega ajo y tomate", apuntó Periáñez, que ha trabajado como cocinero más de 35 años. Aunque él ya sabía muchos de los guisos, en la facultad le proporcionaron algunas recetas.

Cada día de esta semana cultural se han servido tres primeros platos y tres segundos al estilo Quijote para un promedio de 300 comensales. Y se ofrecieron un par de primeros y un par de segundos para los que no les apeteció evocar al hidalgo con el estómago.

"Me pareció una buena idea abrir la celebración más allá del aspecto académico, además la cocina es también parte del acervo cultural", dice Jaime García Padrino, director del departamento de Didáctica de la Lengua y Literatura y uno de los organizadores del congreso.

Su colega Carmen González, explica que la comida es uno de los aspectos más investigados de la obra de Cervantes: "Es muy interesante la descripción del personaje a través de lo que comía", agrega.

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